Final.


19.
La deliberación.

Al amanecer del día siguiente Javi aparcó el coche cerca de la sede de ADICT, pero había algo allí que le olía a chamusquina. Se bajó del coche y se dirigió a la puerta principal, pero ésta no se movió ni un milímetro cuando tecleó la contraseña. Cuando empezaba a pensar lo peor, la puerta se  abrió y tras ella apareció Sergio.
Su expresión era cansada, tenía ojeras que le llegaban hasta el suelo. No había dormido nada aquella noche.
Hemos tenido mucho lío. Nos han asaltado dos veces. Este sitio no es seguro, larguémonos.
¿Dónde vamos a ir?
Donde sea, Javi, pero aquí no podemos quedarnos.
Natsuki salió tras Sergio, con su mirada errante en el infinito, como si no viera a los recién llegados.
¿La tenéis? preguntó, simplemente.
Javi se la mostró e hizo ademán de entregársela. Pero Natsuki rehusó la katana, con un visible temor en los ojos.
No. Quédatela. La has encontrado tú. Utilízala contra Sekhmet.
¿Vamos a usar las reliquias contra Sekhmet? preguntó Javi, confuso.
Perdónintervino Sergio, larguémonos ahora y debatamos después lo que haya que hacer. Llevan once horas sitiándonos y se han ido hace escasos minutos.
Bien. Ordena que levanten el campamento. Nos largamos… dijo Javi, aunque no estaba muy convencido.
Por cierto, Mikhail está muertole dijo Natsuki, saliendo del recibidor a la calle y pasando por delante de Javi, Esther y Laura sin siquiera mirarles a la cara.
Vaya, ha mejorado su carácterdijo Javi, fingiéndose gratamente sorprendido. ¿Dónde sugieres ir, Sergy?
Sergio se dirigió a su coche. Con él fueron Rafa, Lucas y Galindo.
No es seguro decir nadadijo Sergio. Seguidme.
Javi decidió confiar en su supervisor general. Sandra se acercó al jefe de ADICT.
Estamos metidos en algo muy gordo, Javi. Demasiado. No sé quiénes nos han atacado, pero son buenos…
O sea, que os han atacado y sitiado el cuartel general reflexionó Javi. Hum. Igual tienen relación con los que nos atacaron a nosotros en París.
¿Os atacaron?
Sí. Nos secuestraron. Logramos escapar por los pelos. Sigue tú a Sergy, yo cubro la retaguardia.

Han cruzado la frontera y además tienen la espada.
Malditos entrometidos. Son buenos Claire lanzó una maldición por lo bajo. La rubia había comprobado en primera persona el potencial que tenían aquellos chicos, pero no se iba a dar por vencida. Ella era mejor. La organización de la cual estaba al frente era poderosa y extendía sus tentáculos por todo el mundo.
Habrá que contactar con España, ¿no, Lacroix?
Entonces haré que se internacionalice la búsqueda dijo Lacroix.
Claire sonrió. Había decidido partir hacia España lo antes posible. Sus dos mejores agentes la acompañarían. Allí se encontrarían con Vicente y Margarita.
También me han informado de que el asalto se ha llevado a cabosiguió Lacroix. Mermaron su sistema operativo y toda su seguridad está inoperativa. Tendrán que trasladarse.
¿Algo más? preguntó Claire.
Sitiaron la sede de ADICT durante once horas y luego se retiraron. Eso desconcertó mucho a los muchachos.
Clarie soltó una risotada de desprecio y contestó.
Once horas. Bien. ¿Serán tan listos como para darse cuenta del detalle?
Hemos sitiado durante once horas la sede de ADICT el día tres de marzo de 2012. Es un detalle que dudo mucho que se le escape a su jefe. La numerología de la fecha también da once.
Normalmente siempre extendemos nuestros tentáculos al mundo en días clave y la gente normal no se da cuenta. Pero estos mequetrefes no son gente normal. Quizá se percaten de nuestros detalles numerológicos.
Eso es lo que pretendo…dijo Claire, siniestramente, ordenando a los dos agentes que la escoltaran hasta el aeropuerto. Se dirigieron hacia la puerta de salida y Claire, antes de salir por ella, volvió la cabeza y miró a su compañero. Cuento contigo, Lacroix y volviéndose hacia delante, su rubia melena desapareció del edificio.

No había pasado ni un cuarto de hora desde esta escena cuando Sergio había aparcado cerca de la Universidad. Los otros coches fueron aparcados cerca del suyo.
Aquí aparcaremosdijo Sergio. Ahora, iremos a pie. Nos dividiremos en varios grupos e iremos al punto que he señalado en estos planos entregó varios mapas a sus compañeros. ¿Bien?
El móvil de Javi comenzó a sonar en ese momento. Lo miró y quedó algo desconcertado.
¿El comisario Fuentes? y descolgó. Dígame, don Alfredo.
Voy a ser claro y conciso, Javier. ¿Qué es esa orden internacional de búsqueda y captura contra ti, contra Laura y contra Esther?
¿Qué ha dicho? exclamó Javi, desconcertado.
Que como no vengas ahora y me lo expliques todo, voy a tener que ir a detenerte.
No me fastidie, hombre…
¿Qué habéis robado del Panteón de París? ¿Por qué robasteis algo de una exposición en Plasencia? ¿Qué diablos hicisteis en Roma? ¿Pero es que estáis locos? ¿Sabéis cuántas leyes habéis transgredido? 
Pues… ¿media docena? preguntó Javi.
¡A MI DESPACHO, AHORA! bramó el comisario. Y colgó.
Javi se guardó el teléfono en el bolsillo de su chaqueta, de mala gana. Evidentemente no tenía ni idea de cómo don Alfredo había podido recibir una orden internacional de búsqueda y captura contra ellos.
Sergio, ve saliendo. Tengo el mapa. Llegaré bien. A todo esto… ¿Dónde está Marta? se volvió hacia los demás. ¿Y dónde está Juanjo?
Javi acababa de darse cuenta de que faltaba gente. 
Bueno… Marta está en el hospital…
¿En el hospital? exclamó Javi. ¿Qué le ha…?
No le ha pasado nada a ella, tranquilo. Es Juanjo el que está herido. Está en observación. Se pondrá bien.
Voy primero a la comisaría y luego al hospital. Sergio, contacta con los del CNI y que envíen a un representante. Hay que explicarles lo que está pasando.
Vale, Javi. Ten cuidado.

Vicente estaba al tanto de las novedades. Miraba el cielo límpido y claro por la ventana desde su piso. Aquel cielo azul y despejado que presagiaba una calma que no iba a tener lugar. Sabía que aquellos malditos metomentodos tenían la katana, pero también sabía que el golpe de efecto causado por la Hermandad era bastante importante. Raquel estaba con él, ya recuperada de la última desventura con ellos.
Se han ido de su cuartel general y a saber dónde se van a meter dijo la sirena. Sólo sé eso.
Ese Mikhail era un estorbo, me alegro de que lo hayan quitado de en mediodijo Vicente con voz aterciopelada. ¿Qué crees que harán?
Ocuparse de Sekhmet. Es el Mal Más Antiguo. No pueden dejarla viva.
¿Van a hacernos el trabajo sucio?
Eso parece.
Los ojos de Vicente destellaron y, por primera vez en mucho tiempo, rió sinceramente.
¡Vaya, vaya! ¡Así que sólo hay que esperar a que los mequetrefes se carguen a mi amiguita y luego continuar con los planes originales! Ya nadie quedará para oponerse a su destino final…
Dudo mucho que esos idiotas logren nada. Claire les ha echado encima a toda la policía de toda Europa.
¿Qué? bramó Vicente, enfurecido. Voy a tener que ir a hablar con ella…
Pero ella es… Tiene mucho poder y maneja hilos que…
¿Hilos? preguntó Vicente, acercándose a Raquel y agarrando con delicadeza su mandíbula mientras cruzaba su mirada con la de la sirena. ¿Mueve hilos? ¿Tiene influencia? Ay, mi querida niña… Dulce inocencia. Claire será lo que quieras, pero sigue siendo una humana y sigue siendo vulnerable. ¿Seguirá teniendo a los de ADICT bajo esa orden policial si yo ataco donde más le duele a ella?
¿Insinúas que vas a ayudar a esos idiotas? preguntó Raquel.
No. Sólo voy a despejarles el camino hasta Sekhmet. Llamé a Claire para que nos ayudara, no para que nos entorpeciera, querida. Así que susurró Vicente, haciendo que Raquel se estremeciera procuremos dar pasos hacia delante en la dirección correcta. No queremos caernos por un barranco, ¿verdad? y depositó un suave beso en los labios de la sirena. Llama a Marga. Dile lo que pasa. Podéis esperarme en Egipto.
Vicente salió a toda velocidad, sin preocuparle el sol, que empezaba a ascender en el cielo a las diez de la mañana.

Sergio abrió la puerta del sótano. Habían caminado durante un buen rato, vigilando si alguien les seguía, pero parecía que nadie iba tras ellos, al menos momentáneamente. El sótano estaba al lado de su casa. Era un garaje que había habilitado para reuniones por si algún día tenían una emergencia y necesitaban congregarase en un lugar oculto de miradas indiscretas.

Por su parte Javi llegaba a comisaría. Los agentes le miraban, ceñudos, y uno de ellos incluso le preguntó qué pasaba. Javi respondió con evasivas y se dirigió al despacho del comisario. Una vez dentro, él no espero ni un segundo para preguntarle.
¿Pero qué narices pretendes?
Impedir robos de objetos muy valiosos.
¿Robándolos tú? se exaltó don Alfredo, poniéndose en pie de un salto y señalando a Javi con el dedo. Por el amor de Dios, te creía más sensato.
No lo habría hecho si alguna vez alguien hiciera caso de nuestros chivatazos.
¡Chivatazos! ¡Te recuerdo que trabajamos con pruebas, no con chivatazos!
Por el momento mis métodos han resultado efectivos, comisario.
¡Efectivos! ¿Te recuerdo por qué te elegí para liderar ADICT, Javier? ¿O tú solo eres capaz de acordarte?
Javi suspiró, desganado.
Acaba de rechazar un traslado que se ha estado pensando muy en serio, ¿verdad?
Don Alfredo se quedó parado y en silencio.
¿Cómo narices sabes…?
Su despacho está más ordenado que otros días, por lo cual deduzco que alguien importante ha venido a verle. Lleva el bigote bien arreglado, se ha puesto colonia (que sólo usa en ocasiones especiales y en visitas importantes). Hay un montón de papeles ordenados en carpetas y documentos en archivadores de casos aún sin resolver que pensaba entregarle a su sucesor al frente de la comisaría. Y al entrar, antes de que se quedara todo en silencio al verme aparecer he oído al inspector jefe murmurando a su compañero “ojalá se quede”. No sabía a lo que se refería, pero al observar todo esto…
¿Ves, Javier? Por esto te elegí, maldita seadon Alfredo. Sólo el inspector jefe y su compañero sabían lo del traslado. Sí, lo he rechazado esta mañana a primera hora.
El inspector jefe entró entonces al despacho.
Con permiso. Ha llegado esta circular desde Madrid.
Don Alfredo cogió el papel que le tendía su hombre y lo miró. Tras leerlo, levantó la vista y miró a Javi.
Han levantado la orden contra vosotrosdijo. ¿Qué pasa aquí? ¿Se aclaran o no se aclaran?
Javi podía deducir fácilmente que el comisario había rechazado un traslado o que el inspector jefe había ido a cenar a un buen restaurante la noche anterior. Pero de lo que no tenía ni idea era de cómo era posible que la orden de búsqueda y captura hubiera sido revocada. Entonces dio una sonora palmada.
¿Qué hora es?
El comisario miró su reloj y respondió:
Las once en punto.
Increíble. Es increíble.
¿Qué es increíble?
Los detalles, don Alfredo. Fíjese. Tuvieron la sede de ADICT cercada durante once horas. La orden de búsqueda y captura ha sido revocada a las once. Esos tipos comenzaron a perseguirnos el día tres de marzo. Tres, más tres, más las cifras individuales de 2012 suman once.
¿Coincidencias? aventuró el inspector.
O illuminatisrespondió Javi.
No empieces con tus idiotecesle advirtió don Alfredo.
El poder de la numerología es tal que todos los hechos relevantes del mundo siguen una pauta, un patrón numéricodijo Javi. Estos tíos, los que nos han atacado, han aparecido de la nada intentando borrarnos del mapa.
¿Nos pasas las grabaciones de seguridad para que les identifiquemos?preguntó el inspector.
Me dijo Sergio que hackearon el sistema, Robertorespondió Javi. No tenemos nada. Hemos salido de nuestra sede. Os dejo las llaves por si queréis ir a echar un vistazo y ver si encontráis huellas, o pruebas de ADN, o lo que sea.
El inspector recogió las llaves y Javi se fue, sin más dilación.

Claire colgaba el teléfono, de mala gana.
Ya estádijo, con mirada de odio.
Así me gustaVicente sonrió, condescendiente. No quiero a la policía detrás de nadie.
El magistrado aprueba…empezó Claire, pero Vicente le puso con suavidad su helado dedo índice sobre sus labios para callarla.
Claire, Claire, Claire…comenzó a decir, con delicadeza. El Magistrado me la trae al pairo. Puede que seáis poderosos y tengáis recursos, pero no podéis conmigo. Nadie puede conmigo. Un gesto mío y tu querido Magistrado criará malvas. Los mocosos buscan lo mismo que yo. Destruir al Mal Más Antiguo. Creo que también coincide con vuestros planes, ¿no es así?
Claire tembló al notar el tacto gélido de Vicente sobre su cara.
¿Tú te crees que esto le hace gracia a la Hermandad, Vicente? No puedes hacer lo que te dé la gana…
Puedo hacerlo y lo estoy haciendo desde hace cuatrocientos años. Soy más antiguo que vosotros. Serafín tuvo mucho que ver en vuestra fundación cuando yo llegué. Los nuevos hassasins erais un mero proyecto. Él me ofreció formar parte de ese proyecto, así que no hables de lo que no sabes. Cuando conocí a Adam en el siglo XVIII no tardé ni medio minuto en darme cuenta de que tenía la cabeza llena de pájaros…
Todo ha acontecido tal y como Adam planeó hace trescientos años, Vicente. Lo de Sekhmet es simplemente…
Simplemente necesario para que yo controle junto con el Magistrado lo que está pasando. Quería esas tres reliquias para acabar con Sekhmet. Pero ahora las reliquias las tienen los ADICT. Los que han acabado con los Vicuña y los que acabarán con la Hermandad como no te tomes en serio sus jueguecitos…
Si no hubieras contravenido las órdenes de Lacroix dejando que toda la policía se les echara encima… Claire parecía indignada, pero Vicente aún tenía sus dedos sobre su cara y parecía disfrutar de aquella situación. Vicente acercó su rostro al de ella hasta que se rozaron.
No te exaltes, queridamusitó, en su oído. Me voy a Egipto. Y tendréis noticias mías en muy poco tiempo.
Antes de que Claire se diera cuenta, Vicente se había largado. Claire prefería mil veces a Serafín, con él jamás había tenido problemas. Desde que le mataron todo habían sido complicaciones. Vicente parecía cooperar, pero le daba mala espina. Iba demasiado por libre. Siempre lo había ido. Se dejó caer en un sillón, asqueada por todo el asunto.

La última deliberación de ADICT había sido breve. Habían decidido que un Mal Más Antiguo no podía campar a sus anchas por el mundo, haciendo y deshaciendo a su conveniencia, utilizando para ello a sus esbirros. Sergio había pedido a Natsuki que se pusiera en contacto con el medjay Dominic Sutermeister y con el templario Jean Jacques Dumoitiers para que les sugirieran. Dumoitiers no tardó en ir, fiel a su costumbre de aparecer en un lugar cuando éste requería de su presencia.
Así que mi viejo amigo ha hecho de las suyasdijo, nada más entrar en el garaje donde se reunían. Tranquilos. Nadie me ha seguido, lo he comprobado.
Lleva mucho haciendo de las suyasterció Natsuki. Me alegra ver que te va bien, Jacques.
Siento tu pérdida, Natsuki Dumoitiers hizo una leve reverencia para saludar a la samurái. Dominic no puede acompañarnos, pero estoy seguro de que acudiría a esta pequeña reunión de buen grado si sus compromisos se lo permitieran. Ahora bien, ¿pretendéis destruir al Mal Más Antiguo, en serio?
Sergio miró a Javi, que le miró a él de vuelta, y luego los dos miraron a Dumoitiers y quedaron en silencio.
Estamos hablando de la fuerza más antigua del mundo. Y un poder como el del Vampiro Cero no se erradica sin más. Sekhmet controla todo lo que ocurre en el mundo entero desde su escondite. Jamás se deja ver, usa a sus títeres. Siempre ha habido quien se ha opuesto a ella, por supuesto. Todos los que buscaban las reliquias se oponen a su tiranía. Estábamos esperando el momento adecuado a lo largo de los tiempos.
¿Qué? preguntó Javi, sin entender nada.
Esperábamos a alguien que se rebelara. Alguien que buscara las reliquias y fuera contra el Mal Más Antiguo. Alguien que le plantara cara no para ocupar su lugar, sino para erradicarlo del mundodijo Dumoitiers. Existe una organización con la que los Vicuña han estado colaborando y contra la que los samuráis de Natsuki, los medjay de Sutermeister y mis templarios hemos estado luchando permanentemente: los illuminati.
Acabáramos…Javi se llevó la mano a la cara.
La Hermandad de los illuminati quiere erradicar a Sekhmet y poner allí a alguien que sirva a sus intereses. A Vicente Vicuña. Él siempre quiso ocupar el lugar de Sekhmet. Él debe ser destruido. Contra la Hermandad, lamentablemente, no podemos hacer nada. Es demasiado poderosa. Cuenta con tecnología con la que nadie puede soñar. Serafín estaba dentro de la Hermandad y movía sus hilos como quería, con el beneplácito de su líder, un misterioso magistrado que nadie conoce. Mis hombres han investigado mucho a lo largo de los siglos y hemos averiguado cosas. Hemos protegido convenientemente el Lignum Crucis con un sistema tan infalible que nadie jamás ha podido llegar más allá del ángel oscuro ni ha logrado nunca la espada templaria que abría la caja. Supongo que mi joven amiga también sabe algo sobre la katana de Amaterasu…
No mucho intervino Natsuki. Mi antepasado murió llevándose los secretos a la tumba. Sólo sé algunas cosas y que al elegido por la diosa le será devuelto su poder legítimo cuando empuñe la katana sagrada.
Dejémonos de perder el tiempo y vamos a lo importante. ¿Dónde está Sekhmet? preguntó Javi, sin esperar una respuesta, ya que se había vuelto a un plano que había colgado en la pared. Natalia fue siguiendo a los licántropos hace poco. Mucho me temo que sabe aproximarse al lugar…
Natalia se acercó y señaló en el plano un punto.
Me quedé por ahídijo, moviendo el dedo sobre el mapa de Egipto. Pero el hedor que desprenden esos perros es fácilmente rastreable.
Pues Silvia y tú vais a tener trabajodijo Javi.
Todo lo que sea matar chuchos será bien recibidointervino Silvia.
¡No quiero que matéis chuchos, maldita sea! exclamó Javi, haciendo un gesto de desagrado.
¿No? Pensaba que querías ver muertos a esos tipos. ¿No quería ver muertos a los licántropos, Sergio?
Hombre, técnicamente sírespondió éste.
¿Ves? Matamos a los lobitos y una preocupación menos. No me digas que no te mola el plan.
¡Que les rastrees hasta Sekhmet y te calles, y menos matar! bramó Javi, levantando teatralmente los brazos.
Vale, hijo, vale… refunfuñó Silvia.
¿No deberíamos buscar a Vicente y quitarlo del mapa antes de que sea tarde? preguntó Sandra.
¿A Vicente? ¿Ahora te preocupa Vicente? inquirió Javi.
Pues sí, Vicente es la principal preocupación, siempre está en medio y seguro que tiene un as en la manga.
El único as en la manga que tiene ahora mismo ese atontado es enviarnos a la sirena y a los neófitos de pacotilla para quitarnos las reliquias. Segurodijo Rafa.
 La discusión se prolongó algún tiempo más, pero las elucubraciones que se hicieron sobre cuál iba a ser el próximo paso de Vicente no se acercaron siquiera un milímetro a la realidad. Natalia y Silvia decidieron ponerse en marcha lo antes posible. Kathya decidió acompañar a las hermanas.
Por su parte, Nicolás y Valentín estaban de vuelta en casa de Vicente. Margarita y Raquel estaba allí, expectantes. Vicente sólo les había dicho una cosa.
Esperad aquí. Voy a ocuparme de un asunto.
Acto seguido, había desaparecido. Margarita no tenía ni idea de dónde había podido ir Vicente, pero se hacía una idea. Seguro que tiene que ver con Claire, pensaba. Y en cierto modo, se acercaba. Pero no era el único lugar al que el sanguinario vampiro había ido.



20.
Sehkmet.

Natalia, Silvia y Kathya habían esperado a que el sol empezara a ponerse para salir, a toda velocidad, hacia Egipto. Por su parte, Javi empezaba a organizar una expedición para ir tras ellas en cuanto les llegaran sus noticias. No sin antes pasar por el hospital para comprobar cómo estaba Juanjo.
Cuando, tras cerciorarse completamente de que estaba bien y que el médico le dijera que al día siguiente le daban el alta, salió de la habitación y vio que Marta estaba sentada en la sala de espera.
¿Te duele algo? Javi se acercó y se sentó a su lado.
¿Qué? Ah, holaMarta le sonrió. Había ido a sacarme un café. ¿Quieres algo?
Me vendría bien otrorespondió Javi. Marta le dio una moneda y Javi fue a la máquina a sacarse un café bien cargado. Cuando volvió, se quedaron de pie en una esquina, donde no estorbaran el paso de nadie.
Me temo que estos días tan largos no se han acabado. Hemos vuelto hace poco de París con esa maldita katana y ahora tenemos las tres reliquias ancestrales en nuestro poder y parece que este asunto se acerca a su fin.
Bueno, eso está biendijo Marta, bebiendo un sorbo. He decidido quedarme aquí, para vigilar a Juanjo. Que no esté solo y esas cosas. Las cosas están un poco peligrosas…
Si sólo fuera un pocodijo Javi, irónico, removiendo el café.
Hubo unos momentos de silencio. Javi parecía estar meditando si decir o no decir algo. Marta lo notó. Le conocía de hace años. Sabía cuándo le pasaba algo.
Suéltalole dijo.
¿Qué?
Que lo sueltes. Venga, no tengo todo el día.
Javi rió entre dientes.
Me estaba preguntando una cosa. ¿Por qué volviste de Finlandia? Era una beca Erasmus.
¿De verdad no lo sabes? preguntó Marta, volviendo una mirada taciturna hacia Javi.
No fue solamente para ayudarnos en esta locuraintentó adivinar Javi, dejando de remover el café y pegando un sorbo al vaso. ¿Por qué tendrá que ser todo tan difícil…?
Me pasé seis meses allí, pero… a Marta le costaba sacar las palabras de su boca. Aun así trató de decir lo que intentaba decir. Pensaba que iba a tener una oportunidad cuando Laura y tú…
Cuando cortamosacabó Javi.
Marta asintió. Javi respiró hondo.
Muchas veces he pensado en irme al Tíbet, alejarme de todo esto y quedarme allí solo dedicado a la vida contemplativa. La mitad de las veces es por culpa de Rafa y las gansadas de su tropa, pero… la otra mitad es por esta situación. Laura es amiga tuya, cuando nos vimos la primera vez fue un flechazo y…
Marta tenía los ojos vidriosos, recordando cuando se enteró. Laura había ido a su casa, a contarle que un chico del entonces CDM la había invitado a salir. Formalmente. Ella no tenía ni idea de que a Marta le gustaba Javi. Y posiblemente al revés también. Marta sólo le había contado que había un chico que le gustaba, y que era del CDM. Pero nunca le había dicho quién era. Al enterarse de que Laura y Javi estaban saliendo, Marta estalló en un mar de lágrimas. Le dijo a su mejor amiga que saliera de su casa y que necesitaba estar sola. Las cosas entre Javi y Laura fueron a mejor. Marta no podía soportar aquella situación. Necesitaba alejarse. Así que solicitó una beca Erasmus para largarse cuanto más lejos, mejor. Para vivir la vida. Olvidarse de su mejor amiga y de Javi. Pero no pudo olvidarse de ninguno. Mantenía el contacto por los dos. Y de vez en cuando Javi y ella se pasaban horas chateando. Un día Javi y Laura le contaron lo mismo: que habían decidido darse un tiempo. Marta tardó unas semanas en arreglar el papeleo con la Universidad para regresar y hacer el segundo cuatrimestre del curso en Cartagena. Tenía aún esperanzas. Volvió y se metió de lleno en el caso de los Vicuña. Pero al verano siguiente Laura y Javi retomaron su relación. Marta quedó tan dolida que cometió un disparate y atacó a sus propios compañeros. En ocasiones, Javi y Laura hablaban del tema. Se sentían mal por ella.
Los flechazos no pueden evitarsedijo Marta. Es sólo culpa mía, yo le dije a Laura que viniera a apuntarse en tu club…
Voy a decirte una cosadijo Javi, acabando su vaso de café. Cuando Laura y yo lo dejamos, me pensé muy en serio lo de pedirte salir. Pero no lo hice. Aún no sé por qué. Supongo que no quería hacerte más daño Marta fue a hablar, pero Javi no la dejó. Espera. Mira, mi problema era muy gordo. A ti te conocía desde hace mucho más tiempo. A Laura la conocía poco, pero surgió el flechazo. Cuando cortamos, yo estaba hecho un lío. Os quería a las dos. Y creo que lo sigo haciendo…
¿Por qué Laura? Sólo quiero que me lo digas. ¿Por qué ella y no yo?
Javi quedó en silencio. Fue el minuto más largo de sus vidas.
No lo sédijo, al fin. Quizá porque a ti te conocía ya tanto tiempo que tenía miedo de que nuestra amistad se fastidiara. Hay puertas que, una vez las pasas, no pueden abrirse desde dentro. No puedes volver a salir y no quería que pasara eso.
Volvieron a quedarse en silencio.
Supongo que tienes razóndijo Marta, tras unos segundos. Debería pasar página, superar esto, pero es que no puedo.
Sí puedes. Es difícil. Yo lo sé. No quiero tener que vivir todos los días preguntándome si he tomado o no la decisión correcta con Laura. Laura te quiere. Y yo también te quiero. A lo mejor hoy no te quiero como a ti te gustaría, aunque una vez sí que lo hiciera. A lo mejor fui imbécil por no pedirte salir. Pero no dudes de una cosa: tanto Laura como yo queremos que seas feliz. Olvídate de mí. Hazlo por ti. Deja de torturarte. Me tienes como amigo para cualquier cosa.
Marta no pudo contener un par de lagrimillas.
No es justodijo, con la voz entrecortada.
Javi no supo qué más decir. Se sentía muy mal por ella. Simplemente se acercó y la abrazó, sin decir nada más. Cuando se separaron, se quedaron mirando fijamente durante unos segundos, sin saber qué decirse.
Bueno. Laura no tiene por qué enterarse de esto, ¿no? y echándole el valor que no había tenido tiempo atrás, Marta depositó un suave beso en sus labios. Javi quedó sorprendido, pero le correspondió y la besó también. Volvió a abrazarla y le susurró al oído:
Siento mucho haberte hecho pasar por todo esto. De verdad.
Marta no dijo nada. Las lágrimas no la dejaban hablar. Solamente le abrazó más fuerte.


Vicente entró en la galería de túneles, siguiendo el rastro de los licántropos. Había una total y absoluta oscuridad, rota de vez en cuando por la llama de una antorcha dorada en la pared. A esas alturas de intrusión ya sabía perfectamente que habrían detectado su presencia. Lo que fue confirmado cuando oyó una grave voz hablándole.
Detente, intruso, y dinos quién eres.
Vicente fue muy escueto.
Llévame ante tu líder.
¿Por qué habría de hacerlo?
Porque un peligro mortal la acecha. Así que llévame ante ella.
El licántropo se dejó ver. Estaba en su forma humana. Vestía una camiseta blanca de manga corta. En su enorme bíceps llevaba tatuado el Ojo de Horus.
Eres un vampirodijo.
Tu líder también lo es. Es la Señora de Todos los Vampiros. La Vampiro Cero. El Mal Más Antiguo, más que tú, más que yo, más que nadie sobre la faz de la Tierra. Soy Vicente Vicuña.
Te hemos estado persiguiendo cuatrocientos añosrepuso el lobo. ¿Por qué voy a hacerte caso ahora?
Mi querido lobo, no tengo tiempo ni ganas de payasadas, así que o me llevas hasta tu jefa o me abro paso yo mismo. Sabes de lo que soy capaz. Tú eliges.
El licántropo accedió a regañadientes y condujo a Vicente por los oscuros pasillos hasta la gran cámara subterránea donde se hallaba Sekhmet. Vicente la miró a los ojos. Aparentaba unos treinta años. Tenía el pelo muy largo, casi por la cadera, moreno, liso. Su mirada era fría y cuando la giró hacia Vicente, le transmitió el miedo incluso a él. Su piel, más pálida aún que la de Vicente, resaltaba y destellaba a la luz de las antorchas de la estancia. La nariz aguileña recordaba a la de Cleopatra. Las manos eran pequeñas y delicadas, pero contenían una gran fuerza en su interior, una fuerza capaz de partir a Vicente por la mitad si éste se atrevía siquiera a pestañear o a respirar. La sola presencia de la Vampiro Cero sirvió para que Vicente no se atreviera a dar un solo paso más hacia delante.
Dime a qué debo el honor de tu visita, Vicuña.
Mi señora…Vicente clavó la rodilla en el suelo. Todos los planes que había estado urdiendo durante casi quinientos años le parecían una estupidez. Con sólo mirarle, Sekhmet tenía prácticamente bajo su influencia a cualquier vampiro. He venido a avisaros, mi señora.
¿Avisarme? ¿De qué?
Las reliquias han sido robadas. Estáis en peligro.
Estoy al tanto de que tú, alimaña, has intentado robar las reliquias durante cuatro siglos.
No yo, por ciertodijo Vicente, sin atreverse a levantar la mirada. Humanos.
El licántropo gruñó.
Esos mamarrachos a los que hemos atacado dos veces. Su jefe dio una paliza a uno de los nuestros y liberó a Dumoitiers cuando después de perseguirle eternamente le echamos el guante.
Silencio, Lowell Sehkmet levantó la mano y el licántropo se calló. Y has decidido ahora, Vicuña, que puedes presentarte ante mí con esa información, pensando que a lo mejor me apiadaba de ti y de tus vanos intentos por eliminarme.
Vicente no respondió. Simplemente continuó mirando al infinito, sin mirar a Sehkmet a los ojos. Hasta que ella bramó:
¡Mírame, Vicente, maldita sea!
Vicente hizo lo que le pedía al momento. Sus miradas se cruzaron, fugazmente.
Veo el miedo en tus ojos, pero también veo tu sinceridad al querer avisarme. Has cambiado de idea repentinamente. Después de tantos siglos. ¿Por qué?
La Hermandad. Quieren hacerse con vuestro trono, mi señora. Y con vuestro ejército.
¡Son humanos, imbécil! bramó Sehkmet.
Pero tienen poder. Recursos. Son gente influyente. Están en las altas esferas. Cuando Serafín me dijo que me uniera a los Vicuña me ofreció un pacto con ellos. Él pertenecía a la Hermandad. Él se unió a mi causa. La Hermandad entera se unió. Cuando esto ocurrió mis planes se vieron frustrados. Me vi sentado en vuestro trono, mi señora. Pero a su servicio y no al mío propio y al vuestro, como quise desde siempre. Por eso traté de utilizarlos. Durante todo este tiempo he fingido ofrecerles ayuda mientras iba a mi propia conveniencia. Durante todos estos siglos he estado de allí para acá, dando tumbos, pidiéndoles ayuda y prometiéndoles que cuando vos cayerais yo dominaría vuestro trono y me pondría a su servicio. El Magistrado; su segunda, Claire; todos me creyeron. Pero algo salió mal. Hace unos años unos humanos se entrometieron. Y ellos tienen las reliquias. Y vienen a mataros. Si lo hacen…
No van a matarme, Vicentedijo ella. Tú les harás entrar en razón. Les dirás quién es el verdadero enemigo. Le dirás que sin mí en esta pirámide el Nuevo Orden Mundial es inminente y que nadie podrá evitarlo. Si no fuera por mi ejército esos indeseables habrían llevado a cabo cientos de atrocidades peores que las que han logrado cometer. Sé del potencial de los hassasins que controlan los illuminati, Vicente. Y sé que este es el momento.Estoy demasiado cómoda aquí dentro como para permitir que nadie me eche. No pienso perder esta posición.
Sekhmet llevó su mano a la barbilla de Vicente y la empujó hacia arriba para que el vampiro se incorporase.
Lowell, tráeme a nuestras invitadasdijo Sekhmet, sin dejar de mirar a Vicente y como si el asunto no fuese con ella. Hay tres vampiresas en el ala oeste de la pirámide.
Sí, mi señoraLowell hizo una leve inclinación y salió de la sala. En cuanto lo hizo, Sekhmet atrajo hacia sí a Vicente y posó sus labios sobre los suyos, devorándole con un ardiente beso que habría hecho perder el aliento al vampiro si tuviera que respirar. Vicente la correspondió, atrayéndola hacia sí, rozando sus labios y su cuello con sus colmillos.
Acepta de una vez mi proposición. No puedes huir más. No quieres matarme. Nunca has querido matarme. Me mentiste a propósito. Ahora lo veo en tus ojossusurró Sekhmet en sus labios.
No… nunca, nunca jamásconfesó Vicente, relajando la expresión de su cara.
¡Nunca has querido matarme! rió Sekhmet. Vaya, esto sí que no me lo esperaba. ¡Estás diciendo la verdad! ¿Aún después de cuatrocientos años engañando a todo el mundo, Vicente? ¿Me estás diciendo eso?
Cuatrocientos años y la eternidad entera.
Lowell entraba de nuevo en la sala. Junto con media docena de licántropos más, traía a rastras a Silvia, Natalia y Kathya. Éstas habían tratado de entrar sigilosamente en los dominios de Sehkmet, pero la primera vampiresa del mundo tenía un instinto y unos sentidos tan altamente desarrollados que percibía hasta el caminar de una hormiga en la otra punta de la pirámida si prestaba la suficiente atención.
¡Vaya! exclamó Vicente, desenfadadamente. Silvia, he de reconocer que eres la última persona a la que esperaba ver aquí. Y tu hermana. Y… vaya. ¡Kathya! Cuánto tiempo. ¿Venís a uniros de nuevo a mí? Os puedo dar esa oportunidad.
Que te zurzanreplicó Silvia, intentando soltarse, sin éxito, de las garras de su captor.
Respuesta incorrectadijo Sekhmet, adelantándose hacia ellas con gráciles pasos. ¿Qué hacéis aquí?
Mi señora, soltadnos, os lo ruegosonó la voz de Kathya, débilmente.
Los Voronkov siempre fueron una familia lealdijo Sekhmet, caminando hacia Kathya y deteniéndose ante ella. Tú lo sabes, Kathya. Pero vuestro líder os condujo al desastre. Karel y Yekaterina merecen todo lo malo que les pudiera pasar. Y Konstantin… fracasó ante un vulgar humano. A pesar de ser una rata asquerosa, Serafín Vicuña actuó como debía matándolos. Tú también actuaste siempre como debías. Trataste de detener a Vicente ayudando a esos humanos, si no me equivoco.
Sí, mi señora…
Por esa razón te perdonaré la vida. Y también a vosotras dos. Natalia y Silvia Guirao. Soltadlas ordenó a los licántropos. Éstos ejecutaron la orden de inmediato. Silvia lanzó un gruñido.
¿Por qué narices usas licántropos para tu guardia personal? le espetó a Sekhmet. La semidiosa vampiro esbozó una sonrisa de complicidad.
¿Te atreves a dirigirte a mí en ese tono? preguntó, casi con indiferencia. Voy a tener que enseñarte modales, joven.
¿Modales? A mí nadie me enseña mo… empezó Silvia, pero antes de que se diera cuenta estaba volando contra la pared más cercana y se estampó de espaldas contra ella. La pared era tan resistente que recibió el impacto de Silvia como si nada hubiera chocado contra ella. Silvia cayó al suelo de cara, dolorida.
¿Vas a tratar a tu señora con el debido respeto, Silvia? se burló Vicente. Nunca pudiste nada contra mí. Y pretendes domesticar a una reina. Al Mal Más Antiguo. Eres una estúpida.
Cuando vengan los chicos con las reliquias se acabará todo esto dijo Silvia, escupiendo sangre.
Esto va a acabarse ahora mismo porque no van a venir le espetó Sekhmet, en un tono tranquilo pero amenazante. Cuéntame qué pretenden tus amigos.
Vendrán con las reliquias dijo Silvia, casi obligada por el tono de voz de Sekhmet. Dudan de si utilizarlas o no. La deliberación fue positiva. Algunos no quieren mataros porque cumpliría la voluntad de Vicente.
Ya veodijo Sekhmet. Y se dirigió a Lowell. No quiero fallos. Envía a todos contra ellos. Rastreadlos. Traedlos ante mí. Con vida. Los quiero indemnes. Quiero a sus líderes aquí con mi tesoro. Asegúrate de que Gómez lo sepa todo. Y cuando digo todo, es todo.
Así se hará, mi señora Lowell hizo su acostumbrada reverencia y salió de la estancia.
Por ciertodijo Vicente. Si me lo permitís, mi señora, voy a enviar un mensaje a Marga y a los otros dos inútiles. Estoy seguro de que les va a encantar estar aquí.
Hazlo. Al final vas a hacer lo que quieras, igual que siempre…le espetó Sekhmet, desganada.
Silvia y su hermana se intercambiaron una mirada cómplice. Los chicos estaban en un problema muy gordo. En poco tiempo una manada de licántropos se les echaría encima.

Javi iba a abandonar el hospital cuando recibió un mensaje de Sergio. Le enviaba un mapa de la zona señalada por Natalia a escala y un plano  más concreto en el que indicaba el lugar exacto donde sospechaba que podía estar el Mal Más Antiguo. En la cara este de la pirámide de Kéops se alzaban las tres pirámides de las reinas. La lección de Esther justo antes de buscar el disco solar era correcta. Natalia y Silvia habían ido en aquella dirección.
 Me ha llamado antes. Justo de entrar a la pirámide de Kéops leyó Javi en su teléfono. Le dije que me mantuviera al tanto, pero hace un buen rato que no sé nada de ella. Empiezo a preocuparme. Deberíamos ir cuanto antes.
El mensaje de Sergio adjuntaba también una fotografía de la inmensa pirámide.
Javi se volvió hacia Marta antes de irse.
Vamos a ir a Egipto a interrogar a ese Mal Más Antiguo. ¿Vienes?
Creo que alguien debería quedarse con Juanjo cuando le den el altarespondió Marta. Id vosotros.
Javi se dirigió a la puerta.

No había hecho más que salir del hospital cuando se encontró cara a cara con Lowell.
Gómez. Te vienes conmigole dijo, plantándose frente a él.
¿Te conozco? preguntó Javi, torciendo el gesto.
Me conocerás. Vengo de Egipto. Mi señora requiere tu presencia. Debes muchas explicaciones por tus actos.
Javi escrutó atentamente al tipo aquel. Fuerte y musculoso. Pelo corto y rubio. Piel morena. Ojos claros. Iba sudando.
Sí. Vienes desde Egipto. Has atravesado un desiertoseñaló Javi. Tienes arena en los pies, vas sudado, sin embargo no estás cansado. Eres uno de sus licántropos, ¿verdad?
Lowell asintió.
No hace falta que me lleves a la fuerza (cosa que tampoco iba a permitir), porque pensábamos coger un avión por la mañana.
Te vienes conmigo ahora.
Amigo, necesitas descansar, por muy lobo que seas. Hasta los más fuertes se cansan o tienen puntos débiles. Dile a tus chicos que salgan de donde sea que estén escondidos.
Mis chicos han ido a por los tuyosrepuso Lowell. Pero puedo darles la orden de inmediato, ya que estás dispuesto a colaborar.
¿Sabes? Creo que durante todo este tiempo que nos habéis perseguido ha habido un malentendido muy grave dijo Javi. Tres sociedades secretas guardan unas reliquias para evitar que un vampiro sanguinario mate a la vampiresa más antigua del mundo y el vampiro sanguinario las busca, incansable, durante cuatrocientos años. Años en los que vosotros perseguís a los guardianes y… a los Vicuña. ¿Por qué perseguir a los Vicuña? Los Vicuña no tenían nada de nada que pudiera interesaros.
Lowell le miró atentamente. El joven detective estaba comenzando a atar los cabos y empezaba a entender muchas cosas.
Nos perseguisteis cuando cogimos el Lignum Crucis. Perseguisteis a Natsuki, a Dominic, a Dumoitiers. Nos dijisteis que teníais el deber de perseguir y ajusticiar a los que tenían esas reliquias en su poder. Lo habéis estado haciendo, implacablemente, durante los siglos que dura este pequeño conflicto. Pero también habéis perseguido a los vampiros. A los Vicuña. ¿Por qué?
Son vampiros. Nosotros licántropos. Somos enemigos naturales.
Y un cuerno, Sehkemt es una vampiresa. Necesitarás algo mejorle atizó Javi. Dime. ¿No hay nadie más que quiera eliminaros?
Lowell tragó saliva y lentamente asintió.
Antes eran otros. Ahora es la mujer rubia. Claire. Son los hassasins. Van tras el mismo tesoro que Vicente.
Ahora empezamos a entendernos. Claire. Los Vicuña se aliaron con esos hassasins, ¿verdad? Lowell asintió con la cabeza. Y por todo lo que sé, los intereses de los hassasins coincidían con los de Vicente Vicuña.
Te equivocas en esta parte, Gómezdijo Lowell. Todo lo que has dicho es cierto. Pero Vicente Vicuña sólo estaba fingiendo. Él nunca ha querido las reliquias para matar a Sehkmet. Las ha querido para protegerla.



21.
A través de los tiempos.

Javi casi se cayó un porrazo contra el suelo después de escuchar aquello. ¿Qué era aquello de que Vicente pretendía…? No podía ser. Que Vicente pretendiera salvar al Mal Más Antiguo había caído sobre él como un terremoto de grado nueve. Había destrozado todas las elucubraciones que tenía en mente acerca del asunto.
Lowell le sacó de dudas.
La siguiente conversación es confidencial y debéis olvidar el asunto cuando todo esto termine. Vicente ha hecho creer a todo el mundo, sin excepción alguna, que él quería las reliquias para usurpar el trono de Sehkmet. Un cebo que hemos mordido todos, tanto mortales como inmortales. Mi señora nos ha contado una historia que ocurrió hace más de cuatro siglos.
¡No tiene sentido! le interrumpió Javi. ¿Para qué tanto ejército? ¿Para qué tanto virus, si no era para crear neófitos exponencialmente y matar a un vampiro ancestral?
¿Te crees de verdad que a Vicente Vicuña le hace falta un ejército para acabar con un solo vampiro, por muy diosa, señora y reina que sea? Habría urdido otro plan para acabar con ella si de verdad lo pretendiera. Tenía los medios a su alcance. Todo un ejército de hassasins y una organización con poderosos recursos. Sus planes no iban encaminados a matar a Sehkmet, sino a acabar con los hassasins de la Hermandad, que a su vez pretendían conseguir las reliquias para matar a Sehkmet. Por ello Vicente hace cuatrocientos años trató de convencer a todo el mundo de que quería el tesoro. Utilizar el tesoro para matar a Sehkmet. Traicionó a sus amigos por ello. Engañó a Serafín Vicuña, el más poderoso vampiro de Europa. Hace poco utilizó a los hassasins para que la Hermandad elaborase un virus vampirizador; también hace algún tiempo movió los hilos magistralmente para captar peones y transformarlos por todo el continente europeo. Los hassasins no se enteraban absolutamente de nada de lo que pretendía, porque Vicente mantenía su tapadera. Era un vampiro. Como tal, mordía a la gente.
Vicente quiere salvar a Sehkmet…Javi se quedó helado. Aún estaba impactado.
Vicente ama a Sehkmet, Gómezle soltó Lowell, como si fuera una losa de mármol sobre su cabeza. Todos los pasos que ha dado han estado encaminados a ese fin último. El Vampiro Cero es considerado el Mal Más Antiguo. Siempre se ha referido a Sehkmet como el Mal Más Antiguo. Todo el mundo, sin excepción, incluso ella, pensaba que quería matarla. Sehkemt pensaba que Vicente quería matarla y ella quería acabar con todos porque él rechazó su proposición de reinar juntos sobre todos los vampiros del mundo para toda la eternidad. Se decidió a encontrar las reliquias ella sola, con nuestra ayuda. En aquel tiempo, tras el rechazo de Vicente, nos dio órdenes para buscar y matar a cualquiera que poseyera una de las reliquias. Pero los guardianes eran inteligentes. Dumoitiers se transformó en vampiro y reclutó una poderosa guardia. Los medjay jamás supieron dónde estaba el disco solar y los samurái tampoco conocían la ubicación de la katana de la diosa Amaterasu. Escondieron varias veces sus tesoros. Nosotros íbamos tras ellos, pero Vicente se nos adelantaba. Mataba a quien fuera necesario con tal de encontrarlos. Jamás nos dijo una palabra.
Qué frialdadmurmuró Javi, impresionado. Qué temple. Qué paciencia. Sin importarle lo que pensara nadie… ¿No le dijo nada de eso a Sehkemt para ganarse la confianza de Serafín Vicuña?
Así es. Vicente está con Sehkmet ahora. Siente un profundo odio por vosotros. Habéis tirado por tierra todos sus planes desde que os cruzasteis en su camino. Quiere veros muertos, seguramente os intente matar. Le da lo mismo quién tenga que caer con tal de que él logre su objetivo.
Javi se apoyó en una pared, llevándose las manos a la cara.
Partimos con ventaja, Gómez. Vosotros tenéis las reliquias. Decidme si estáis con nosotros o con esos malditos asesinos illuminati.
Javi miró a Lowell como si estuviera viviendo un mal sueño. Un sudor frío le cayó por la frente. Aquello le parecía tan irreal que no podía ser cierto. Vicente había engañado a los Vicuña, a la Hermandad de hassasins, incluso a la ADICT. No quería un ejército para matar a Sehkmet. Aunque…
¿Cómo me vas a asegurar que todo lo que dices es cierto?
La palabra de un licántropo es sagradadijo Lowell.
Dice la verdad Esther se había acercado de improviso y ahora caminaba hacia ellos. La palabra de un hombre lobo lo es todo. ¿Tenemos órdenes, mi querido jefe?
Javi dudó un segundo.
se dirigió al lobo. Asegúrate de que todos mis compañeros sepan lo que me acabas de contar.
Javi pensó en Natsuki. ¿Cómo se tomaría aquello? Su hermana había muerto a manos de Vicente el verano anterior. Pero llegado aquel punto, le daba igual todo.
Esther. Acompañamos al licántropo a Egipto. Que Sergio y Laura vengan.
Lowell sonrió, satisfecho.
Año 1628
Vincent Gaudin deambulaba por las solitarias calles de un pequeño pueblecito egicpio. Pensaba en su viejo amigo Jean Jacques, en el secreto que custodiaban. Se había tomado unas semanas de vacaciones. O eso decía él. Que quería olvidarse del asunto. Pero entonces, la vio. En mitad de la noche. Tan joven, tan alta y tan bella que no pudo resistirse a acercársele. Ella le miró. Vestía como una reina egipcia de los tiempos antiguos. Se dio cuenta de que sólo era un humano. Cuando miraba a un humano sólo pensaba en cómo sabría su sangre, pero con él no le ocurrió. En él vio algo que no había visto nunca antes. Vincent se acercó y le habló. Nunca supo cómo había pasado aquello. Pero la flecha de Cupido había impactado en su pecho. Ella le dijo lo que era. Fue un impulso. Nunca jamás había dicho a nadie lo que era. Durante los días siguientes mantuvieron el contacto. Vincent le mencionó el tema del relicario. No supo cómo. Se sintió impulsado a contárselo. Él le contó que tenía un amigo que lo guardaba, pero que era legítimamente suyo. Le pidió consejo. Le pidió que le dijera cómo actuar. Ella le pidió que lo cogiera y lo protegiera. Que no permitiera que nadie se hiciera con él, pasara lo que pasase. Vincent le prometió que así lo haría. No supo por qué. Sólo tuvo un pálpito acerca de aquella misteriosa mujer.
Unas pocas semanas después Dumoitiers encontró el relicario con el Lignum Crucis. Vincent le pidió quedárselo, puesto que él mismo descendía del último gran maestre templario y le pertenecía. Pero Dumoitiers se negó. Fundó una orden de templarios, escondió el relicario y Vincent quedó sumido en la desesperación. Al poco tiempo Serafín Vicuña apareció. Le prometió la inmortalidad a cambio de su lealtad. Serafín quería que Vincent cogiera el relicario y, además, las otras reliquias. Sólo a cambio de serle leal, Vincent podría obtener lo que quisiera. Así que Vincent Gaudin vio una oportunidad de oro para poder coger el relicario. Y fue transformado. Vincent Gaudin se convirtió en Vicente Vicuña.
La noche en la que Vicente Vicuña fue a ver a Jean Jacques Dumoitiers para sonsacarle dónde estaba el tesoro, la misma noche en la que le transformó, recibió la llamada de los licántropos. De mala gana dejó a Dumoitiers herido en ambos brazos y acudió a la llamada de aquellos sujetos. Los licántropos le explicaron que venían de parte de alguien que conocía. Fue cuando la vio de nuevo. Vicente no se había olvidado de ella. Y ahora ella estaba allí, delante de él, caminando lentamente hacia él.
Ella se dio cuenta del cambio. Había ido a verle porque se había enterado de que ya no era humano.
He venido para advertirtele dijo. Y para hacerte una propuesta que deberás pensar con detenimiento.
Vicente la escuchó. Ella le contó que el pacto que había ello con Serafín estaba encaminado a matarla. Los Vicuña estaban aliados con una organización de asesinos controlada por un gobierno mundial en la sombra que pretendía instaurar un nuevo orden. Por eso mismo Serafín había ido a buscarle. Le había estado vigilando de cerca por ser descendiente del gran maestre Gaudin y por lo tanto ya sabía que Vicente buscaba el tesoro. Serafín transformó a Vicente y le dio el poder necesario para poder buscar el codiciado objeto que guardaba Dumoitiers… y algunos otros. Pero Serafín quería utilizarlo para otros fines. Vicente recibió la petición de la mujer esa misma noche:
Ven conmigo y juntos haremos grandes cosas.
Tendré que pensarlorespondió Vicente.
No desconfiaba de ella. Solamente no le cuadraba que aquella mujer a la que había visto en Egipto algún tiempo atrás le hubiera encontrado allí y entonces.
Vicente pasó semanas divagando, reflexionando. Le dio vueltas al asunto. Mientras tanto, ella vivía con él, en su misma casa, y pasaban todo el tiempo juntos. Serafín no sabía nada acerca de la mujer. Pero entonces un día en el que todos los vampiros del aquelarre se reunieron, el líder de los Vicuña anunció que sabían quién salvaguardaba del mal la katana de Amaterasu.
Son samuráis. Hay que ir tras ellos y sonsacarles la información necesaria.
Vicente comprendió en ese momento que sólo le quedaba una opción. Encontrar él mismo el tesoro y salvarlo. Por todos los medios. Sabía que iban a ir a por Sehkmet. La mujer con la que él estaba conviviendo y que había conocido en Egipto. Pero no podía arriesgarse a que absolutamente nadie supiera nada. Trató de perfeccionar su poder vampírico. Un escudo mental con el que Felix y Casimiro Vicuña no podrían leer sus pensamientos o saber si mentía o decía la verdad. Le llevó poco tiempo dominarlo, pues su habilidad era algo innato. Y cuando lo hizo, tiempo después, estuvo preparado para hablar con Sehkmet.
No puedo aceptar tu proposición.
¿Por qué no?
Serafín me tiene atado. La lealtad que le debo es más fuerte que esto. Lo siento.
Vicente se blindó como un escudo. Sehkmet trató de leer sus pensamientos, pero no pudo.
El Vampiro Cero salió de allí creyendo que Vicente la había traicionado. Pasó años tratando de olvidarle, pero no podía. Vicente puso en marcha toda su maquinaria y toda su astucia. Necesitaría neófitos. Poder controlarlos a su antojo. Y necesitaba encontrar el tesoro antes de que lo hicieran el resto. Sólo así podría salvar a su amada del maligno plan de Serafín Vicuña, el resto del aquelarre y la temida Hermandad. Y sólo lo conseguiría sin nadie, absolutamente nadie, sabía nunca que trataba de hacer justo lo contrario para lo que le habían transformado.
Llevó su plan siempre en secreto. Nunca nadie lo supo. Los peones que utilizó para crear a los neófitos no lo supieron. Nadie de la Hermandad lo supo nunca. Nadie de la familia Vicuña ni de otras familias lo supo nunca. Ni siquiera su propia amada.

Lowell había fletado un avión privado. Cómo lo había conseguido era todo un misterio, pero sólo dio una escueta razón.
Tenemos recursos.
Sergio, Laura, Esther, Javi y la guardia de licántropos con forma humana viajaban hacia Egipto. El que seguramente iba a ser su destino final en aquel viaje. Dumoitiers, Natsuki y Dominic estaban con ellos. Los lobos les habían localizado y les habían exhortado a subir al avión. El gesto de Natsuki era más sombrío que de costumbre. Dumoitiers tenía una mirada tranquila, como si desde mucho tiempo atrás esperara aquel momento. Dominic conversaba tranquilamente con Lowell, que le ponía al corriente de todo. Pero Laura y Javi, sentados en la zona trasera, cuchicheaban.
O sea, que Vicente estaba salvando a Sehkmet.
Sí.
¿Y qué significa todo esto entonces? ¿Quién es el malo aquí? ¿Vicente? ¿Sehkmet? ¿Nosotros?
¿El malo? rió Javi, por lo bajo. Creo que hay que ver todo esto desde una perspectiva muy liberal. Todos son buenos y todos son malos. En realidad cada uno ha hecho lo que mejor ha defendido sus propios intereses. Vicente siempre ha ido a su bola. Aun con Serafín y Blanca vivos, nunca le interesó obedecerles. Ya lo comprobamos el verano pasado.
Laura asintió.
¿Pero Sehkmet? Es el Mal Más Antiguo. No es buena.
Sehkemt tiene, según su guardia pretoriana de lobos, una posición que no está dispuesta a perder. Si tuveiras un trono, ¿querrías cederlo a la fuerza a una organización de asesinos?
Laura negó con la cabeza.
Nosotros también somos los malos de la historia. Al menos para Vicente, que ha visto cómo una y otra vez nos hemos interpuesto en su camino y frustrado sus planes. Cada paso que hemos dado ha sido un paso que él se ha alejado de Sehkmet. Aun así Vicente es un asesino y un criminal. Tiene de santo lo que yo tengo de elfo de los bosques. Mató a los padres de Natsuki. Por su culpa murió Luca Sutermeister. Mató a Mei Li. Natsuki va a tratar de matarle en cuanto pueda. Ha truncado las vidas de esos dos nuevos neófitos que tiene ahora. Eran humanos con sus vidas, sus familias.
¿Y qué vas a hacer? ¿Qué vamos a hacer?―preguntó Laura.
Esta ya no es nuestra lucharespondió Javi, secamente. Esta jamás debió ser nuestra lucha. Hemos acabado aquí, todavía no sé cómo. Cada paso que hemos dado nos ha traído a esta situación. Entregaré las reliquias a Sehkmet. Que ella se quede con Vicente. Que su guardia de lobos y los hassasins se maten entre ellos. Yo me quito de en medio. Hemos recorrido medio mundo buscando contra el reloj tres objetos para impedir que un vampiro los encontrara. A menudo me he preguntado, con todo el potencial y recursos que tenía Vicente a su disposición, por qué no ha tratado de frenarnos nunca. Lo tenía muy fácil. Solamente nos ha vigilado. Ha tratado de arrebatarnos las reliquias, tal vez pensando que íbamos a matar a Sehkmet cuando las tuviéramos. No sé. Sólo estoy elucubrando.
Pues todo me parece muy sensatodijo Laura.
El avión tomó tierra al cabo de una media hora.


22.
Frente a frente con el Mal Más Antiguo.

Marga, Nicolás y Valentín habían llegado rápidamente a la pirámide. Vicente les recibió con una amarga sonrisa.
Mis queridos amigos…les saludó. Marga, mi fiel compañera a lo largo de trescientos años. Hemos llegado al final de nuestra travesía. La ADICT ha logrado las tres reliquias que tanto tiempo hemos estado buscando.
¿Así que… al fin, las tienen? exclamó Marga.
A Vicente le brilló la mirada.
¿Qué ves, Marga?
La vampiro cerró los ojos. Y cuando los abrió, miró fijamente a Vicente, que tenía una expresión mucho más relajada que de costumbre.
Traidor…dijo, solamente. Vicente sonrió. Había levantado su escudo mental para que Marga pudiera ver todo lo que iba a pasar a continuación. Dos licántropos rodearon a Marga. Vicente se dirigió a Nicolás y a Valentín.
¿Sabéis? Durante estos días atrás me habéis servido bien. Pero mucho me temo que no me hacéis falta. Sobre todo tú, Nicolás. Quién sabe lo que podrías decirle a Claire o a cualquiera de esos desgraciados.
Nicolás empezó a temblar.
¡No! No diré nada, de verdad, lo juro…
¡Ya es tarde para juramentos! bramó Vicente, arremetiendo contra él. Nicolás trató de zafarse, pero Vicente era demasiado rápido para él. Un sonoro crack inundó la sala. El cuerpo de Nicolás cayó al suelo y Vicente arrojó su cabeza a los pies de Valentín.
No quieres seguir el mismo camino. ¿Verdad, amigo? preguntó Vicente, con voz suave. Valentín negó, aterrado. Luego Vicente se dirigió a Marga.
¿Con quién está tu lealtad, Marga?
Ella se mantuvo impasible, pero no se atrevió a llevarle la contraria.
Estaré contigo, Vicente.
Así me gusta. Como me entere de que intentas avisar al Magistrado, enterraré tu cabeza junto con la de Nicolás. ¿Me he expresado con claridad?
Marga bajó la mirada, sin atreverse a responder. Entonces Vicente miró hacia Sehkmet, que sonreía.
Han llegado ya.
En efecto, a los pocos segundos hacía su aparición la expedición liderada por Lowell. Éste abría la marcha, junto con Javi y Laura. Tras ellos, Sergio y Dominic. Cerraban la comitiva Natsuki y Dumoitiers, escoltados por los demás licántropos. Javi se adelantó, con la katana de Amaterasu por delante. Miró fijamente a Sehkmet a los ojos y sin intimidarse caminó hacia ella. Pasó por al lado de Vicente, al que dirigió una mirada envenenada. Éste se la devolvió, con instintos asesinos. Javi se puso frente a Sehkmet y depositó la espada ante ella.
Así es como debe serdijo, simplemente. Y se volvió hacia Vicente, regalándole una mirada de puro odio. Y tú. Pedazo de idiota. Nos has llevado por el camino de la amargura. No sé por qué hago esto.
Lo haces porque lo consideras lo correcto, metomentodo sonrió Vicente. Ni más ni menos.
Lo hago porque, al parecer, tanto tú como yo estamos contra Claire y esa secta de chiflados. Y porque el Mal Más Antiguo protege al mundo de males mayores y más modernos. Lowell me lo ha contado todo dijo Javi, hablándole a Sehkmet.
Tu decisión es la correcta, joven humano respondió ella.
Laura. El disco solar ordenó Javi.
Laura se acercó con el disco solar de Ra.
Deposítalo en ese altarle indicó Sehkmet. Hubo un día en el que me desposeyeron de mi verdadera divinidad con ese instrumento. Pero he tenido cientos de años para pensar en ello. No se puede tener un gran poder si no se sabe manejar. El disco solar de Ra descansará para siempre bajo tierra.
Laura dejó el disco solar sobre el altar y se puso junto a Javi.
El Lignum Crucisordenó Javi entonces.
Sergio se adelantó con la tercera de las reliquias. La primera que habían encontrado.
Déjalo junto a la katana.
Sergio lo depositó en el suelo.
Entonces Natsuki estalló.
¿ES QUE NO VAMOS A HACER NADA?
Toda la sala se volvió hacia ella. Natsuki estaba totalmente roja. Sus ojos desprendían odio y su gesto era de indignación por lo que estaba viendo allí.
Este miserable ha matado a mi hermana. A mi madre. Ha perseguido a mi familia durante eras. ¿Y VAMOS A DEJAR QUE SE VAYA DE ROSITAS?
Natsuki, yo me planto. Esta ya no es la guerra de ADICT respondió Javi, fríamente. Como guardiana de la Katana de Amaterasu, haz lo que tengas que hacer. Jean Jacques perdió su vida por culpa de Vicente y Dominic también ha perdido a su hermano. Pero ellos piensan como yo.
Pues yo no dijo Natsuki, y se lanzó hacia delante, agarrando la espada por la empuñadura.
Nada más rozarla con sus dedos los ojos de Natsuki se volvieron de un color rojo intenso y su piel se tornó pálida como los rayos del sol y empezó a lanzar destellos. Como dos bombillas sus ojos rojos brillaron y emitieron una intensa luz y, cuando habló, no lo hizo con su voz.
He vuelto. Sehkmet, prepárate a morir.
¡El cuerpo de la diosa se ha liberado en Natsuki! exclamó Dominic. ¡Hay que salir de aquí!
Esther se plantó frente a Natsuki, varita en ristre, y le envió una maldición petrificadota que le impactó en el pecho. Natsuki miró a Esther con profundo despreció y alzó una mano en su dirección, enviándole una potentísima onda de choque. Esther blandió la varita para amortiguar el ataque pero dio dos pasos atrás, abrumada por la potencia de aquel ataque. Blandió nuevamente la varita, tratando de desarmar a Natsuki, pero no surtió efecto alguno.
¡No puedes nada contra mí, bruja! gritó Natsuki. Soy la diosa Amaterasu y vosotros sois unos patéticos humanos! ¡Ya que no cumplís con vuestro deber, yo mataré a Sehkmet y luego a este miserable!
¿Qué hacemos? exclamó Laura. Javi lanzó un vistazo rápido a la sala. Sabía de antemano que una confrontación física con Nastuki, en su actual estado, era un total suicidio.
Salid de aquídijo Sehkmet. Yo la someteré.
Natsuki atacaba a Vicente con la espada sagrada. Éste aguantaba sus embestidas y las esquivaba fácilmente, pero cada vez que la lograba golpear, aunque fuera con todas sus fuerzas, era en vano. Esther conjuró unas cuerdas para atar a Natsuki, pero ésta las repelió. Todo era inútil contra ella. Entonces Javi tuvo una idea.
¡Caballos, Esther! ¡Haz aparecer un caballo!
¿Un caballo? exclamó ella, como si Javi se hubiera vuelto loco.
¡Si puedes, hazlo!
Silvia, Natalia, Margarita y Kathya habían decidido ayudar a Vicente a repeler los ataques de la enfurecida Natsuki, pero ni en un dos contra uno lograban reducirla. Natsuki blandió la espada contra ellos. Todos pudieron apartarse a tiempo, pero Marga no lo logró. La espada seccionó limpiamente su cabeza y el cuerpo de Marga estalló en cenizas. Dumoitiers entró en la pelea justo cuando Esther logró conjurar el caballo. El animal apareció de la nada en medio de la sala. Javi desenfundó su arma.
¡Eh, Amaterasu! bramó. Natsuki se detuvo. Javi disparó al animal en una pierna, sin miramientos.
¡NO! bramó Natsuki.
Con un certero lanzamiento, Javi clavó el shuriken en otra pierna.
¡DETENTE! gritó Natsuki. Lejos de detenerse, Javi dio una orden definitiva.
Esther. Remátalo.
Esther asintió. De un seco golpe de varita un rayo verde oscuro impactó en el animal, que cayó muerto al instante. Natsuki dejó de pelear. La espada se le cayó de las manos. La samurái cayó de espaldas y notó un aura que abandonaba su cuerpo. Se produjo un pequeño terremoto sin consecuencias. Javi miró a Esther, que hizo desaparecer la desagradable visión del caballo muerto. Todas las miradas se volvían hacia Javi.
¿Cómo narices has…? empezó a preguntar Laura.
El hermano de Amaterasu, el dios Susanoo, arrasó las tierras en las que su gente vivía. Arrojó a Amaterasu el cadáver de un caballo después de que ésta le dijera que cesara en su actitud violenta. Al ver el cadáver del caballo Amaterasu se encerró en la cueva y la selló. Eso es lo que las leyendas cuentan.
Silvia estaba en el suelo, herida. Había recibido un corte superficial con la hoja de la katana sagrada, pero no había llegado a perder ningún miembro.
Estoy biendijo, tratando de levantarse, aunque sin éxito. Laura le tendió la mano. Silvia se ayudó de la mano para levantarse y dedicó una sonrisa a Laura.
Gracias.
¿Estás bien, Natsu? preguntó Sergio, acercándose a la samurái.
Estoy bienNatsuki se levantó del suelo y miró a Sehkmet. Sólo quiero una cosa. Vivir en paz. No quiero saber más de vosotros nunca más.
Que así searespondió Sehkmet. Id en paz, todos vosotros. Lamento haberos causado tantos problemas a lo largo de los siglos. Sobre todo a ti, Jean Jacques.
No teníais forma de saber cuáles eran las intenciones de mi Orden, señorarespondió él. Por más que tratáramos de explicárselo a vuestros lobos, ellos no nos escuchaban nunca. Pero todo está bien como está.
Deberíamos largarnos de aquídijo Sergio. Este sitio empieza a parecerme frío y poco acogedor.
Se dirigieron hacia la puerta. Antes, Javi volvió a mirar a Vicente a los ojos.
La próxima vez que trates de salvar a alguien, avísanos. Ya has visto que no conviene estar enfrentado con nosotros.
Al final he logrado mi propósito, metomentodole espetó Vicente. He ganado y lo sabes.
No has ganado tú. Hemos ganado nosotrosreplicó Javi. Hemos encontrado los tres tesoros. Hemos burlado a los Voronkov, a los Vicuña, a los licántropos, incluso a la Hermandad. Puede que creas que has ganado, pero esto no ha terminado. Cuando Claire se entere de esto (y acabará enterándose) vendrá a por ti y a por nosotros. Procura que tus defensas sean buenas, porque yo no pienso volver a verte el pelo nunca más.
Vicente le miró con sarcasmo.
A pesar de vuestros trucos, de vuestras estupideces detectivescas y de todo, estoy aquí. No ha ganado nadie. O tal vez hemos ganado todos. Sólo quiero perderos de vista.
Javi se dirigió a la salida, donde Laura le esperaba. Cogió su mano y juntos siguieron al grupo hacia el exterior de la pirámide.



EPILOGO.

Vicente Vicuña, el último vampiro vivo de lo que había sido la más poderosa estire vampírica de Europa, se quedó con Sehkmet en la pirámide. Ella ocultó las tres reliquias en la misma pirámide, custodiadas por su guardia de licántropos. Ahora era intocable, a no ser que alguien se atreviera a entrar en sus dominios, burlar a la guardia, a Vicente y a ella misma y consiguiera los tres objetos. Raquel, la sirena, recibió al fin su carta de libertad. Puedo regresar a casa, libre de las ataduras de Vicente. El último neófito que quedaba vivo, Valentín Vicuña, se unió a la guardia voluntariamente. Sehkmet le dio la oportunidad de irse y empezar una nueva vida con su nuevo don, pero él rehusó.
Los tres guardianes de las reliquias regresaron cada uno a su lugar de origen, aunque a Dominic le embargaba un sentimiento extraño ahora que su hermano no estaba con él; Natsuki se lo tomó mucho peor que el medjay y no se sintió para nada satisfecha. Juró y perjuró sobre la tumba de Mei y de su madre que no descansaría hasta que viera cumplida su venganza. No le satisfacía ver a Vicente irse de rositas, aunque, como le había dicho Javi:
Tampoco a mí me hace gracia. Pero todo lo que ha hecho estaba encaminado a este punto. Quiero creer que se quedará ahí, quietecito, y no hará daño a nadie más.
Es un vampiro. Hará daño a más gentele replicó Natsuki.
Entonces todo esto ya es cosa tuya, cazadorale dijo Javi, pasando su brazo amistosamente por el hombro de Natsuki, que parecía a punto de echarse a llorar. Nosotros ya hemos tenido bastante. Ahora te toca a ti erradicar el mal. Mátalos a todos, no dejes ni uno con vida.
Natsuki levantó la mirada y con ojos vidriosos le dedicó una sonrisa. La primera vez que había sonreído desde que había llegado allí.
Eso haré, Javi san. Gracias por todo. Iré a despedirme.
Natsuki se despidió de todo el grupo. Le costó especialmente despedirse de Marta, que era con la que más había hablado en aquellos días, con la que más se había sincerado. Habían llegado a ser verdaderas amigas en muy poco tiempo.
Jean Jacques Dumoitiers y Dominic Sutermeister también se despidieron de los chicos y volvieron a casa para continuar con sus vidas.

A la mañana siguiente a primera hora Héctor encontró algo en una búsqueda por la página de la Hermandad. Él y José Antonio habían irrumpido en el servidor utilizando la clave de Claire, que no les había costado mucho trabajo conseguir. Y Héctor había encontrado algo muy inquietante.
Oye, Javile dijo. ¿No tienes que ir con Laura a una cumbre europea mañana o pasado?
Sí, ¿por qué lo preguntas? Javi apartó la mirada del ordenador.
Está en la página de la Hermandadrespondió Héctor. Ven, mira.
Javi se levantó de su asiento y con Héctor salió del despacho. Se dirigieron a la sala de informática y allí Javi vio a lo que se refería Héctor.
¿Están infiltrados en las altas esferas? preguntó Javi, leyendo el contenido de la página web.
Yo diría que ese tal Magistrado pertenece a las altas esferas dijo Héctor. Mira esto. “Cápsula del Tiempo enterrada por Adam en el siglo XVIII”.
Eso es al menos cien años después de que Serafín transformara a Vicentedijo Silvia, entrando también a la sala y mirando la pantalla. ¿Qué creéis que es esto?
Pues algo gordoconcluyó Héctor. ¿Alguna explicación?
Puede haber unadijo Javi, aunque no muy convencido. Serafín pertenece a la hermandad de hassasins. Y ésta fue reclutada por los illuminati algún tiempo después. Más concretamente, por Adam Weishaupt, fundador de los illuminati en la segunda mitad del siglo XVIII. Dudo que Weishaupt supiera nada de vampiros y cosas paranormales, pero si enterró una cápsula del tiempo tal vez eso contenga respuestas.
¿Qué respuestas? preguntó Silvia, ariscamente. Hemos terminado con este asunto. ¡Al diablo con todos ellos!
Los Vicuña te utilizaron para que trabajaras para esta gentedijo Javi. El teléfono de la oficina sonó. Javi pulsó el botón del altavoz y respondió.
¿Diga?
No sé cómo os habéis hecho con mi clavesonó una irritada voz de mujer al otro lado, pero os juro por mi vida que voy a encontraros y a eliminaros.
¿Claire? preguntó Javi. Vaya, qué sorpresa…
Sorpresa va a ser la que os vamos a dar a vosotros, entrometidos sonó la enfadada voz de Claire. Vais a desear no haber nacido.
Seguro que nos tenéis preparado algo tan gordo que una familia de vampiros sedientos de sangre nos parecerá poco en comparación se burló Javi.
Claire bufó.
Nos arrebatasteis tres reliquias. Vosotros.
Fue Vicente, él os engañó. Id a por éldijo Javi, aburrido.
Iremos. Oh, sí. Iremos. Vamos a derribar esa pirámide con una explosión atómica que va a dejar medio Egipto hecho un solar.
Eso no servirá de nada.
Da igual. Para vosotros tenemos algo más sutil. Vamos a ser piadosos con todos vosotros, detectives. Vais a contemplar cómo el mundo que conocéis se desmorona lentamente. Vais a observar la caída de una era y el resurgimiento de otra. La Nueva Era comenzará cuando el solsticio que indicaron los antiguos llegue. Y no vais a poder hacer nada para impedirlo.
Y la comunicación se cortó. Javi miró a Héctor. Laura, Marta y Sergio habían llegado, atraídos por los gritos de Claire, y habían escuchado buena parte de la conversación.
¿Qué ha querido decir con eso? preguntó Héctor.
Está clarodijo Marta. Solsticio indicado por los antiguos se refiere al calendario maya. El 21 de diciembre de 2012. Es el próximo solsticio de invierno.
Falta mucho aún para esoles tranquilizó Javi. Tenemos casi diez meses para investigarlo todo a fondo. Encontremos esa cápsula del tiempo en la reunión de Bruselas. Partimos con ventaja.
Héctor había impreso una hoja con un plano y había marcado una X en la misma.
Según mi información debe de estar ahí.
Eres un hachasonrió Javi.


Salió de la sala de informática y se dirigió a los demás, que estaban allí sentados en la gran sala.
Escuchad un momento. Gracias… Bien, estáis de vacaciones hasta que Laura y yo regresemos de Bruselas de la cumbre. Es todo.
Dejando atrás la algarabía general producida, sin más dilación, Javi se dirigió a su despacho.
Te acompañodijo Laura, siguiéndole. Javi cerró la puerta.
Bueno, creo que este sería el momento más propicio. Y no hay otro en el horizonte que vaya a ser mejor que este, visto lo visto y con todo lo que se nos viene encimadijo Javi.
¿Es el momento más propicio para qué? preguntó Laura.
Javi no respondió. Sólo se dirigió a su escritorio y abrió un cajón, sacando algo que Laura no llegó a ver.
Oye, ¿qué…?empezó a preguntar Laura. Pero se quedó muda cuando vio que Javi hincaba una rodilla en el suelo frente a ella y dejaba entrever una cajita, que abrió al momento. En su interior había un brillante anillo.
Laura no pudo creerse que Javi fuera a pronunciar las palabras que pronunció a continuación.
No hay un momento mejor para pedirte esto. Quisiera que hubiera sido en otras circunstancias más tranquilas. No hemos tenido un momento libre en los últimos meses. Me ha sido imposible organizar algo mejor. Quisiera habértelo pedido en una cena en un restaurante bonito, apartado del mundo, o de vacaciones, pero esta noche tenemos que hacer las maletas y largarnos a Bélgica a la cumbre de marras. Así que, como no veo otro momento mejor en el horizonte, te lo preguntaré ahora. Laura, ¿quieres casarte conmigo?
Laura no pudo articular palabra. Javi deslizó el anillo en su dedo anular y se puso en pie. La primera respuesta de Laura fue lanzarse contra Javi y besarle como nunca antes lo había hecho. Acto seguido le dio la mano y salieron del despacho.
¡Chicos! Tengo grandes noticias que daros.
Todos la miraron levantar el dedo anular mientras agarraba a Javi de la cintura. El primero en reaccionar fue Rafa.
No.
¡Sí! exclamó Irene.
¡Buenoooooo! exclamó José Antonio.
Marta no reaccionó en voz alta. Sólo se acercó a Laura y a Javi despacio, con un atisbo de sonrisa triste en su cara, y les abrazó.
Me alegro por vosotros, en seriodijo, solamente.
Javi puso su mano en el hombro de Marta, sin decirle nada. Laura le dirigió una sonrisa. Marta se la devolvió. Javi cogió un bolígrafo del bolsillo de su camisa y se lo lanzó a José Antonio, para romper un poco el hielo.
A ver cuándo os espabiláis Sandra y tú, hombre, que se te va a pasar el arroz.
Rafa se puso en pie.
Bueno, yo también tengo algo que anunciaros formalmente, ya que estamos.
Silencio y expectación en la sala.
Quiero comunicaros que, tras mucho pensarlo, ayer le pedí salir a Irene. El resultado ha sido positivo, así que deseadnos suerte.
La sala estalló en aplausos, los vítores de Lucas, Galindo y Mónica sobresalieron por encima de los del resto.
Chicos, a descansar. Nos vemos el lunes que vienedijo Javi.
La sala quedó paulatinamente vacía hasta que ellos dos fueron los últimos en abandonarla. Laura conectó las alarmas y se volvió hacia su flamante prometido.
Vámonosrespondió ella, envuelta en una nube de felicidad.
Sí. Vámonosél le ofreció su brazo y juntos, se dirigieron hacia la puerta de salida, sin saber qué les deparaba el futuro más cercano, pero del que ahora tampoco se preocupaban demasiado.


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