Segunda Parte.


Capítulo 7
Medjay.

Yo sigo sin saber qué hace ella aquídijo Galindo, no muy convencido. ¡Después de todo aquel lío de hace años! Yo sigo sin saber realmente si fue todo una conspiración o…
Galindo, valeJavi le pidió con un gesto de la mano que se calmara. Esther tiene el potencial necesario para ayudarnos y así lo va a hacer. Olvídate de todo lo que pudiera pasar. Además, ninguno de vosotros estaba allí.
Galindo asintió, no muy convencido. Pero Rafa siguió hablando.
Al menos tendrá una pista, ¿no?
Al menos puedo deciros algo sobre las leyendas del Mal Más Antiguodijo Esther. De hecho estoy enseñando algo sobre este asunto a mis alumnos en la Academia Alarcos.
¿Sabes qué es ese Mal Más Antiguo? preguntó Lucas.
No estoy del todo segura, pero…
¡Pues vaya! exclamó Galindo.
Y yo que pensaba…decía Rafa, moviendo la cabeza.
 ¿Pero queréis callaros de una maldita vez, panda de desustanciados? bramó Sergio, dando un golpe en la mesa. ¡A la próxima interrupción os mando con viento fresco a vuestra puta casa! ¿Está claro?
Rafa gruñó por lo bajo y Galindo le lanzó una mirada asesina al coordinador general. Javi esbozó una sarcástica sonrisa.
Por favor, siguedijo Sergio, mirando a Esther.
Bien…dijo ella. Todo se remonta a los tiempos antiguos. Egipto, las pirámides, grandes faraones que dominaban sus tierras, ya sabéis.
Sí… hace unos cuantos añosdijo Javi.
¡Natalia estaba en Egipto hace nada! exclamó Sergio ahora.
¿Quién interrumpe ahora, maestro? preguntó Rafa, con sorna.
Cállate… Sigue, Estherle pidió Sergio.
Graciasescupió Esther, de mal humor. A ver sacó un mapa de situación de las pirámides egipcias de una carpeta. Todo esto es Egipto. Aquí está la pirámide más grande jamás construida señaló un punto en el mapa.
Pirámide de Guiza, Kéops, más de dos millones de bloques de piedra, más de dos mil kilogramos por piedra dijo Javi. Sí. La conozco.
Bien, pues en la cara este de la pirámide de Kéops se levantaban las Tres Pirámides de las Reinas Esther se desplazó un poco en el mapa y señaló otros tres puntos. Todas las cabezas se agolparon para verlo, atropellando a Javi, a Laura y a Sergio, que tenían una posición privilegiada.
¿Pero queréis mirar de uno en uno, anormales de taca taca, que parece que repartimos dinero aquí? bramó Javi, intentando salir del lío de cabezas que le había rodeado en dos segundos.
Perdone usted, su excelenciadijo Irene, con recochineo.
¡Para excelencia, la de vuestra imbecilidad! gritó Sergio. Pon el mapa en la pared, Esther, por favor.
Irene empezó a murmurar por lo bajo y Esther colgó el mapa de la pared.
Bien, en algún punto bajo esas tres pirámides, está la Reina. Viva. Nunca murió porque no está muerta. Está…
¿No muerta? intervino Laura.
Sí. Bueno, eso se dice. Que era una diosa y se casó con Kéops para darle todo el poder, y que gracias a su magnificencia y sus grandes poderes Egipto vivió la más esplendorosa época de toda su historia…
No está mal para una leyenda dijo Javi. ¿Hay más?
Sí. Se contaba que su poder provenía de Ra, el Dios Sol, a través de un disco solar. Ese disco solar es un arma de doble filo. Por un lado el poder del dios Ra, que puede devolverle su divinidad y ser de nuevo una diosa indestructible, y por otro lado proyectar los rayos del sol de tal forma que sea destruida. Pero no sería suficiente. Porque, señoras y señores, estamos ante el Vampiro Cero. El más antiguo y poderoso del mundo. Quedó encerrada en un cuerpo inmortal, desposeída de toda divinidad. Kéops ordenó llevarse el disco solar de Ra y desde entonces nadie sabe dónde está.
Así que ese es el Mal Más Antiguo. El Vampiro Cero. Y Vicente quiere reunir los tres objetos para matar a ese bicho.
Voy a llamar a Natalia. A ver qué sabedijo Sergio, cogiendo su móvil del bolsillo y yéndose a su despacho. La puerta principal se abrió y Natalia entró por ella, acompañada de Silvia.
No hace falta que llames a nadie.
¡Contad! exclamó Javi, levantándose y apoyando las manos sobre la mesa. Quiero saberlo todo con detalle.
Natalia se acercó un poco. Silvia también. A la luz artificial de la sala, sus pieles parecían echar humo.
Necesitamos descansardijo Natalia, sentándose. ¿Hay alguna probeta por ahí?
Yo no podré controlarme. Estoy sedienta. No veo gente, veo comida dijo Silvia.
Muy simpática, como siempregruñó Rafa. Silvia, siéntate y relájate, ¿quieres? No queremos tener que matar a nadie…
Ya llegó el cazador de monstruosdijo Sergio, sacando unas probetas de sangre del interior de un maletín que había sobre una estantería. Le entregó una probeta a Silvia y otra a Natalia.
Estamos bajo mínimosdijo Natalia, sosteniendo la probeta que le tendía Sergio. No hemos podido seguir al tipo ese allá donde iba. Se iba en dirección a las pirámides. Seguirle hubiera significado convertirnos en cenizas.
Sergio puso la mano sobre la cara de Natalia. Su temperatura era menos fría de lo habitual. Era casi humana.
Ya veo. O ya siento, mejor dicho. Con razón estáis cansadas.
En media hora estaremos bien, es cuestión de que la sangre fría desvuelva al cuerpo a nuestra temperatura normaldijo Silvia. El caso es que ese chucho fue hacia las pirámides. Hay algo allí.
Algo que protegen. ¿Tal vez sean las famosas Reliquias Supremas?se preguntó Natalia.
Imposible, ya tenemos el Lignum Crucisintervino Laura.
No os habrán seguidodijo José Antonio, de pronto.
Pues… no sé dijo Natalia, desubicada.
Pues el móvil me notifica que las cámaras detectan movimiento ahí fueramostró la pantalla y la cámara trasera, que emitía una débil señal.
Será algún bicho, un escarabajo, una avispa, algoGalindo le restó importancia. Te preocupas demasiado, todos os preocupáis demasia…
BUM.
Un golpe que provenía del interior.
Te preocupas demasiado, ña ña ñase burló Rafa.
Javi agarró su pistola y dos shuriken. Laura cogió su ballesta. Esther desenfundó su varita. Natalia y Silvia gruñeron y se encaminaron al sitio del que venía el ruido.
Quedaos aquíordenó Javi. Tú te vienes, José.
Se va a liar del tododijo José Antonio siguiendo al grupo al interior. Bajaron al sótano. Hasta la sala de aislamiento. La puerta principal había caído. Cuatro enormes licántropos se enfrentaban con Mikhail y Kathya, que defendían la caja fuerte con el relicario a vida o muerte.
Esther se adelantó, siendo la primera en intervenir. Blandió su varita y de un potentísimo rayo encerró a uno de los licántropos en una cúpula que se ajustaba a su cuerpo y lo lanzó violentamente contra el suelo. Javi disparó media docena de somníferos a otro mientras lanzaba primero un shuriken y luego el otro contra un tercero. Laura apuntaba a un cuarto, pero no se decidía a dispararle. Kathya estaba en el suelo, inconsciente. Uno de los lobos se lanzó contra Esther, dispuesto a descuartizarla, pero ella se protegió levantando un escudo contra el que el lobo se estrelló, sacando un sonido metálico que inundó la sala. Natalia y Silvia se lanzaron contra el último, hundiendo sus colmillos en su piel. Éste se sacudió y se revolvió, lanzando a las hermanas contra la pared. Javi disparó de nuevo, José Antonio también. El lobo estaba aturdido. Enfiló a Laura, que no disparaba, y saltó sobre ella. Natalia saltó contra el lobo, empotrándolo violentamente contra la pared y haciendo un boquete.
Otra vez a hacer obras…suspiró Javi. Y se dirigió a Laura, que estaba blanca como el papel. ¿Se puede saber qué narices te ha pasado? ¡Suelta una maldita flecha! ¡Dispárales!
No he podido hacerlorespondió Laura.
Ese último te podía haber matadoEsther guardó la varita.
¿Cómo está Kathya? preguntó Natalia.
Se recuperará, ha sido sólo un golpe. Menos mal que habéis llegado a tiempo. Nosotros dos no habríamos podido solos contra esa chusmadijo Mikhail. Natalia, Silvia, quedaos aquí. Si somos cuatro vigilando será mejor.
Tenemos que ir a por Vicente. Silvia, ¿ves algo? preguntó Javi.
Silvia puso los ojos en blanco para intentar entrar en su extraño trance. Y a juzgar por lo que dijo a continuación, funcionó:
Doce son los discos solares. Uno más es el que custodian los medjay. Ese es el Disco Solar de Ra. Es el que busca Vicente. Perteneció al pueblo egipcio, hace cientos de años. Le atribuían el poder para protegerse de un mal ancestral. Ahora esa arma se guarda, oculta, donde mora el poder del Sol.
El poder del Solmurmuró Javi, para sí.
Silvia despertó del trance.
No he podido ver nada. Sólo a Vicente, preparándose para partir. Seguramente nos lleva ventaja. Vicente sabe dónde mora el poder del Sol.
Ya. ¿Pero dónde mora el poder del Sol? preguntó José Antonio.
Te lo voy a decir, hombredijo Javi.
Ah, ¿que el señor inteligente lo sabe?
Claro que lo sé, hombre. De hecho hay dos sitios donde mora el poder del Sol y cogió el móvil, tecleó un par de cosas y añadió. Cuzco, Perú. Coricancha. El Antiguo Tempo dedicado al Sol.
Muy gracioso…
El segundo sitiosiguió Javi son mis cojones, señor José Antonio. Mis soleados cojones, donde no llueve desde hace años. ¡A investigar, hombre ya!
Es usted un mamón, señor Gómezdijo José Antonio.
Lo sécontestó Javi, sonriendo con ironía. Llamad a Jean Jacques Dumoitiers, tenemos que hablar con él. Posiblemente tengamos que largarnos a Egipto en breve.
¿Egipto? Qué bien, con tus primos las momias…decía José.
No, en realidad son familia tuya, pero no quería decírtelo. Anda, tira…

Dumoitiers no tardó demasiado en responder a la llamada. Se personó en las oficinas de la ADICT esa misma tarde. Javi, Laura, José Antonio y Esther pasaron al despacho de presidencia y se sentaron.
Se estará preguntando por qué está aquí…empezó Javi.
Sí. Bueno, de hecho, no me lo esperabarespondió Dumoitiers.
Laura, cuéntaselo tú, que se te da mejor que a míle pidió Javi.
Laura le contó la historia de cómo habían conseguido el relicario, que tenían custodiado en la sala de aislamiento por los cuatro vampiros que les ayudaban. Habló sobre el ataque de los licántropos, sobre aquel Mal Más Antiguo y, finalmente, lanzó la última pregunta.
¿Qué son las Reliquias Supremas?
Dumoitiers movió la cabeza.
Era cuestión de tiempo que os enterarais con Vicente Vicuña rondando por ahí, intentando encontrar esos objetos desde hace tantísimos años… Veréis, yo solamente pertenezco a la Orden del Temple. A los guardianes del relicario de la Vera Cruz. Es inevitable que no os enteréis ya a estas alturas de lo que significa ese objeto. Es un trozo de la misma cruz de Cristo, y eso supone que reduciría a astillas a cualquier vampiro solamente con rozarlo. Pero hay un Mal Más Antiguo, más poderoso, cuyo fin ansían muchos de los vampiros, pues las leyendas cuentan que quien logre acabar con ese Mal Más Antiguo se alzará como nuevo Mal Supremo. Nosotros teníamos el cometido de proteger esa reliquia de ese Mal Más Antiguo, para evitar que la destruyera. Hemos estado enfrentándonos con su guardia de licántropos desde tiempos inmemoriales.
Y esto era por si ya no teníamos bastantedijo Javi, irónico.
Dumoitiers continuó.
A lo largo de los siglos muy pocos han osado enfrentarse a tal Mal. Pero había un jeroglífico en una cueva. Nadie sabe quién lo hizo, es un total misterio. Ni siquiera yo, ni nadie de mi Orden. El jeroglífico muestra una cruz, un círculo y una línea.
Y algún gracioso dedujo que la cruz era el Lignum Crucisinterrumpió Javi. Típico cogió el móvil y envió un mensaje a Juanjo y a Héctor. Estos dos se encargarán de rastrear Internet en cinco minutos para encontrar el sitio donde mora el Solmurmuró.
No sólo era el Lignum Crucis. También el Disco Solar de Ra y la Katana Sagrada de los samurái. Pero quién interpretó eso, lo desconozco. Sólo sé lo que sé: la Orden del Temple recibió el Lignum Crucis. La historia ya la conocéis. Cómo la escondimos, también. La llevamos de un sitio a otro, intentando despistar a Vicente Vicuña. Pero al final solamente yo supe dónde estaba exactamente, de ahí que dejara el sistema de pistas para que mis compañeros la encontraran. Ellos lo sabrían a la perfección. Vicente tendría muchos problemas para rastrearlo. Y cuando lo hiciera, nosotros lo sabríamos. Por eso ha estado reclutando neófitos, experimentando con ese virus.
Y ahora lo está haciendo todo él solitodijo Laura. Estuvo en el monasterio de Santo Toribio. Apareció en las noticias, él mató al abad. Y se largó. Puede saber que nosotros tenemos el relicario.
Ahora mismo Vicente se dirige a por el Disco Solardijo Javi. No sabemos dónde está, no sabemos quién lo tiene. Sí. Medjay. Vale. ¿Pero por dónde empezamos?
Haré una llamadaDumoitiers se levantó pesadamente de la silla y sacó su teléfono móvil. Tras marcar y dar tono un par de veces, una voz contestó al otro lado. Dos minutos de conversación bastaron.
¿Y bien…?
La impaciencia de Javi era patente. Dumoitiers se sentó de nuevo y sonrió.
Están preparados para cualquier cosa que pueda pasar. No temáis, el Disco Solar está a salvo. Solamente Vicente no basta para traspasar sus defensas.
Yo no subestimaría a Vicente Vicuñadijo Laura. Es capaz de cualquier cosa.
Ciertoapuntó Javi. Hay que reunir a todo el mundo. Tenemos que seguir sus pasos.
Si la guardia medjay no consigue detenerlo, nosotros tampoco podremos comentó Esther. Los medjay eran guerreros protectores de los templos y los tesoros, tiene sentido que protejan el disco solar.
Juanjo y Héctor entraron al despacho interrumpiendo la reunión.
Tenemos un punto de partida. No sabemos si será bueno, pero hay que investigarloempezó Juanjo.
¿Dumoitiers no sabe…?preguntó Héctor. Todos negaron con la cabeza al mismo tiempo.
Dumoitiers no tiene que ver con los guardianes del discorespondió Laura. Su orden solamente guardaba el relicario.
Bien, hemos encontrado varias cosasdijo Juanjo, sacando una lista en la que había escrito algo. Ra era el dios del Sol, y hemos visto que estaba representado con un halcón, un carnero y un obelisco. Aparte de por el disco solar.
Entonces hemos hecho un barrido de imágenes por Internet buscando algo que lo relacione todo. Y aquí está Héctor sacó una foto que acababan de imprimir. La tinta aún está fresca. Ramsés II colocó un obelisco en honor a Ra. Es uno de los muchos ejemplos.
Por otro lado tenemos las pirámides. Ya hablamos de ellas Juanjo mostró otra foto. Pero hemos podido leer que el obelisco de Ra es el lugar donde más energía se concentra.
No me habléis de energía…dijo Javi. Si además de tener que aprenderme lo que hace un panel fotovoltaico me salís ahora con esto…
Es que esto es importanteinsistió Héctor. Es el símbolo del poder de Ra. Deberíamos ir a los obeliscos erigidos en Egipto en honor a los dioses y echar un ojo.
Javi se levantó de la silla, cansinamente. Y estalló.
¿UNO A UNO? ¿ESTÁIS LOCOS? DEBE DE HABER CINCO MIL DE ESOS.
Se volvió a sentar y suspiró.
A no ser que el mismo Kéops haya levantado alguno durante su época de reinado…
¿Por qué Kéops? preguntó Esther.
Bien, mi deducción es la siguientecomenzó Javi, cogiendo un bolígrafo y jugueteando con él entre sus manos. Dijiste que Kéops tenía una esposa que era la que es ahora el Mal Más Antiguo, pero que fue desposeída, según las leyendas de todo su poder. Tiene sentido que Kéops mandara construir algún símbolo para utilizar el disco solar de Ra y extraer toda esa mala energía. A continuación, desde todos esos tiempos inmemoriales hasta nuestros días, los medjay custodian el disco solar y lo protegen de la malvada semidiosa, que por todos los medios posibles está tratando de recuperarlo. Ahora sabemos que los obeliscos son captadores de toda esa energía y se levantaron en honor al dios Ra…
Bueno, en realidad hay algunos que son símbolos masónicos…
Son más modernos, eso no cuenta, en Egipto no había masones…Javi seguía dándole vueltas a su teoría. ¿Cuál era el templo de culto de Ra?
Heliopolisrespondió Juanjo, mostrando otra foto de las ruinas del templo y un boceto. Los templos eran tal que así, mira Javi cogió el papel que le tendía Juanjo y echó un vistazo al esquema del templo.
Bien, pues vamos a ir allí. Igual no hay nada, pero a lo mejor hay algo.
Yo creo que no vamos a ir allíterció Héctor.
¿Ah, no?
No, porque el obelisco del templo aquel está ahora situado en la plaza de San Pedro, en el mismísimo Vaticano. Fue trasladado desde Egiptoafirmó Héctor.
Silencio. Dumoitiers miró a los chicos, algo impresionado. Pero Juanjo continuó con su diatriba. Cogió un nuevo folio y leyó la información que había obtenido.
El obelisco de la plaza de San Pedro, traído desde Heliópolis, El Cairo, es trasladado por el emperador Calígula en el año 39. Sirve como reloj de sol en la misma plaza.
Reloj de sol, qué irónico…murmuró Esther.
Ademáscontinuó Juanjo, mostrando una foto del obelisco es de los pocos que no tiene inscripciones jeroglíficas, lo cual llama mucho la atención. Por ese motivo la gente suele desconocer que fue traído desde Heliopolis.
Entonces, ¿creéis que el Poder del Sol reside en ese obelisco? preguntó Dumoitiers.
No hay manera de averiguarlo excepto yendo a echar un vistazodijo Javi. Iremos a hacer una pequeña visita al Vaticano.
¿Nos vamos a Roma? Laura pegó un salto, sonriendo de oreja a oreja. ¡Siempre quise ir a Roma!
Roma tiene trece obeliscos en total…dijo Juanjo.
¿QUÉEEEE? Javi se levantó bruscamente, apoyando las manos. ¿¿TRECE??
Sí, he dicho trec…
¡¿Igual que el número de discos solares que contaba la leyenda, me estás diciendo eso?! exclamó Javi. ¡Estamos a un paso! ¿Y Vicente se ha largado a Egipto?
Desconozco lo que hará Vicente, pero si se ha molestado en investigar, seguramente habrá llegado a la misma conclusión que nosotrosdijo Esther.
Es lo mismo. Nos largamos a Roma.
Fue una afirmación determinante. Javi se sentó al ordenador. Pidió voluntarios para el viaje. Laura fue la primera en apuntarse. José Antonio, Esther, Rafa, Lucas, Galindo, Irene y Sergio les acompañarían. Reservó los billetes de avión, que casi se le salieron del presupuesto, y tras una hora encontró un hotel decente. Reservó tres habitaciones triples y el desayuno incluido en el hotel. El viaje sería emprendido al día siguiente por la tarde, para tener el día entero para hacer las maletas.


Capítulo 8.
El Obelisco de Ra.

Los Días Antiguos.
Al principio de los siglos la oscuridad poblaba la Tierra.
Solamente la Nada lo envolvía todo. Una inmensa nada llamada Nun, cuyo inmenso poder hizo brotar un huevo del que surgió el dios Ra, creador de todo lo visible e invisible. Y Ra adoptó la forma de un hombre tras crear la tierra, la lluvia, los ríos, y se convirtió en el Primer Faraón. Egipto vivió cientos, miles de años bajo una gran abundancia de cosechas, convirtiéndose en la civilización más poderosa de toda una Era de la Tierra. Todo el pueblo le alababa y ensalzaba su nombre. Pero Ra había asumido forma humana. Y los años pasaron, y empezó a envejecer. El pueblo se burlaba de él y no tomaba sus dictados en serio. Fue entonces cuando Ra convocó a los demás dioses que él había creado: Shu, Tefnut, Geb, Nut y Nun.
Nun aconsejó a Ra que destruyera a los hombres por ingratos, y los demás le apoyaron. Fue cuando Ra creó a su hija, la diosa Sekhmet, y le encomendó la misión de llevar el Mal al desagradecido pueblo. Ella, con ferocidad, llevó la muerte a Egipto, destruyendo a los que habían manchado el nombre de su padre, persiguiendo a cada presa y deleitándose con su sangre. No había escapatoria posible para los que habían mancillado el nombre de Ra.
Más tarde, Ra hizo llamar a su hija para preguntarle acerca del cumplimiento de su cometido. Ella le dijo que estaba feliz por haber podido vengar las afrentas de las que su padre había sido víctima. Todo Egipto estaba teñido en la sangre de los hombres. Entonces Ra se apiadó de ellos. Utilizando el poder del Sol, Sekhmet fue desposeída de su divinidad por su padre, pero dejando intacta su inmortalidad.
Vagarás eternamente por la Tierra, hija mía le dijo Ra. Si alguna vez vieres que mancillan mi nombre, véngame. Pero no seas orgullosa ni soberbia, esa será tu perdición.
Sekhmet se indignó al ser desposeía de su condición de diosa. Juró y perjuró a su padre que volvería a recuperar su ser, fuera como fuese, pero Ra le advirtió severamente.
Puedes volver a tu condición de diosa. Pero si eliges ese camino, has de saber que los hombres se rebelarán ante ti. Su codicia es infinita, y descubrirán la manera de matarte.
Pues protégeme, Padrele pidió ella.
Ya no puedo protegerterespondió Ra. Te he dotado de grandes poderes que no has sabido utilizar sabiamente. Sólo me queda maldecir a quien intente hacer daño a mi Hija. Los Hombres no han escrito su última palabra. Su mal es patente. Sus obras,  nefastas; su legado, funesto. Pero no todos los Hombres son así. Hay salvación para los hombres, y su salvación será tu perdición, hija. Hay cosas que están por ocurrir y que ni siquiera yo puedo controlar.
¿Qué cosas, Padre?
Habrá dioses que envíen a sus Hijos a redimir a los Hombres de su mal. Con su brazo ellos podrán destruirte. Habrá otros dioses que envíen a sus ejércitos contra ti. Eso aún está por ocurrir. Desconozco el día y la hora, pero cuando ocurra, tú lo sabrás.
Ra partió, dejando a Sekhmet sola.
Los otros dioses fundaron sus familias. Geb y Nut tuvieron varios hijos: Isis, Osiris, Neftis y Seth. Ra ya no era Rey de Egipto ni de los Hombres. Encontró su lugar en el cielo, siguiendo la misma línea que el Sol. Pero su legado, sus obras, perdurarían por siempre. Sobre todo una…
Roma, Italia. En la actualidad.
Estaba deseando bajar de este maldito avión.
Eran las nueve de la noche cuando José Antonio estiró las piernas en tierra firme. Javi y Laura se reían.
Si no fueras tan alto esto no pasaríadecía Laura.
La próxima vez saca los billetes en algo mejor que clase turista protestó José Antonio.
Sería un despilfarro innecesariorespondió Javi. Bueno. Roma, aquí estamos.
Se dirigieron al hotel, dejaron las maletas y buscaron un sitio para cenar. A las diez y media estaban de vuelta al hotel. Se juntaron en la habitación de Javi, Laura y José Antonio. Rafa puso su portátil sobre la mesa.
Biendijo. ¿Qué hay que buscar?
Datosrespondió Javi, y lanzó una pregunta. ¿Quién trajo hasta aquí el obelisco de la Plaza de San Pedro?
El emperador Calígula lo trajo desde Heliopolis, intacto. Lo puso al lado del circo en el que crucificaron a San Pedro en tiempos de Nerón. Luego el papa Sixto V mandó trasladarlo en el año 1585, más o menos.
Año 1585. Sixto Vmurmuró Javi.
Sí… ¿qué pasa? preguntó Rafa.
¿Sabría aquel papa que ese símbolo, testigo mudo de la crucifixión de San Pedro en el circo de Nerón, fue erigido en honor a un dios de otra cultura totalmente diferente a la cristiana?
Pues ni idea…
Tenemos que averiguar más sobre Sixto V. El motivo real por el que puso el obelisco allí en medio.
Rafa tecleó en el buscador el nombre de Sixto V. Los típicos datos. Ordenado sacerdote en 1547, llegó a ser papa en 1585.
Era inquisidor y persiguió a todo tipo de malhechoresleyó Rafa. Se ganó muy mala fama. Cuando trasladó el obelisco amenazó con pena de muerte a todo trabajador que se opusiera o que no cumpliera sus normas.
Coño con el Enviado de Diosmurmuró José Antonio.
No es precisamente lo que Jesucristo hubiera querido para alguien que encabezara su legadodijo Javi. ¿Hay más?
Nada…
Bien, mañana iremos a examinar ese obelisco a ver qué tiene de interesante.
Podría no haber absolutamente nadadijo Esther.
En cuyo caso al menos habremos hecho turismoJavi apagó el ordenador. Vamos a dormir, mañana tendremos un día interesante.
No sabía hasta qué punto iba a ser cierta esa afirmación.

A las ocho y media la habitación donde dormían Javi, Laura y José Antonio estaba ya rebosando vida por los cuatro costados. Javi se vestía, Laura se duchaba y José estaba con su habitual parsimonia, mirando alguna cosa en el móvil.
Vístase usted ya, hombreempezó a decir Javi mientras se cerraba el último botón de la camisa.
Javier, apresurarse nunca es buenoJosé guardó el móvil, perezosamente, mientras la puerta del baño se abría y Laura salía ya, totalmente arreglada.
¿Todavía estás así? ¡Venga, venga, venga! exclamó.
Otra con las prisas… Ay, Señor.
Si no fueras tan pachorrero no te meteríamos prisale reciminó Javi.
Señor Javier, mi tardanza es debida a que he visto algo por el móvil que te va a int…
¡Me importan un huevo tus aplicaciones!
No es una aplicacióndijo José. Es algo de un escritor americano que asegura en su blog que cada papa de la Iglesia Católica desde los tiempos de San Pedro hasta nuestros días ha dejado su legado en un códice secreto al cual solamente ellos y los cardenales más afines tienen acceso.
Ya veo. Déjame que eche un vistazo…
¿No querías que guardase el móvil?
¡No me fastidies! Javi echaba humo por las orejas.
Bueno, valeJosé sacó el móvil, abrió su navegador y le mostró a Javi el artículo del blog.
El que lo había escrito era un doctor en historia de una universidad estadounidense y aseguraba que en una visita al Vaticano había podido oír a dos cardenales hablando de él. Su contenido lo desconocía, pero aseguraba que existía.
Entonces tendremos que echar un vistazo a ese libro. Seguro que hay anotado algo por el papa Sixto Vdijo Javi, devolviendo el móvil a José. Despertemos a estos dormilones.
No había hecho más que decirlo cuando empezaron a tocar a la puerta repetidas veces y sin parar. Y la atropellada voz de Lucas.
Venga, vamos, arriba, haraganes, perezosos, gandu…
La puerta se abrió violentamente. El rosto de Javi era un poema. Las expresiones de las caras de José y de Laura no se quedaban cortas.
Ni antes de las nueve de la mañana dejas de hacer el anormalescupió Javi. Estamos despiertos desde hace media hora.
José Antonio se puso los zapatos y ya pudieron salir de la habitación. Esther, Sergio y Lucas estaban fuera esperando. Rafa, Galindo e Irene aún no habían salido de su habitación, pero tardaron apenas un par de minutos. Tras poner al día de las novedades acerca de aquel códice secreto, bajaron a desayunar. El desayuno consistió en galletas, tostadas, leche, zumo, bollos y una gran tormenta de ideas…
Iremos a ver el obelisco, pero como tampoco espero encontrar nada interesante, necesitamos ese librodijo Javi.
¿Si no esperabas encontrar nada, para qué hemos venido? preguntó Rafa.
Para estar en contacto con la historia. Y para buscar pistas.
El códice no va a estar a la vista, eso segurointervino Esther. Necesitaremos entrar en las dependencias del papa como mínimo.
Tú puedes entrar en cualquier parteterció Lucas. Tienes esa habilidad, te resultaría facilísimo.
Mira, aunque pudiera, no creo que me pudiera aparecer directamente donde está nuestro códice. Y si me apareciera en cada habitación de la Basílica de San Pedro hoy, acabaría muerta y enterrada de llevar a cabo semejante esfuerzorespondió Esther. Hagámoslo normalmente.
No creo que el códice esté ahídijo Rafa entonces. El papa reside en la Domus Sanctae Marthae, y ahí es donde debe de tenerlo.
¿Y si guarda el códice en Castel Gandolfo? preguntó Sergio.
¿Y es sólo un libro? ¿Son dos mil años de historia que nadie conoce encerrados entre cuatro paredes y en un solo libro? inquirió Irene.
Es un libro que el papa necesita tener siempre a manointervino Javi entonces. No es descabellado pensar que pueda tenerlo en su residencia, pero recordemos que los cardenales también pueden tener acceso a ese códice. Así pues yo, personalmente, descarto la Domus Sanctae Marthae y el Palacio Apostólico para centrarme en la misma Basílica de San Pedro.
¿Y por dónde ibas a empezar? preguntó Sergio. Ese sitio es enorme.
Evidentemente se me había ocurrido buscar algo en el Archivo Secreto del Vaticanodijo Javi, pero uno, no creo que nos dejaran entrar; y dos, ahí sí que no sabríamos por dónde empezar a buscar. Lo más sensato es entrar ahí y buscar a alguien que pueda explicarnos algo sobre el códice.
¿Qué es lo que estás pensando? preguntó Rafa.
Los guías turísticos tienen que haber oído algo por narices.
Oíd, ¿y si vamos a lo seguro? Buscamos al papa, le secuestramos y le sonsacamos dónde está el librodijo Lucas.
Javi y Sergio le miraron al mismo tiempo.
Cernícalo.
Desustanciado.
Bueno, vale, yo sólo daba ideas, ya me calloLucas acabó su taza de café y cerró la boca.
Salieron a la calle tras el desayuno y la tormenta de ideas y se dirigieron a la Plaza de San Pedro. Había un gran revuelo de gente en aquel lugar. Y todas las personas murmuraban entre sí.
¿Ha pasado algo? preguntó Esther.
Pues no lo sé…respondió Laura.
El grupo se abrió paso por la plaza. Sergio pudo captar algunas palabras de unas personas que estaban hablando allí cerca.
Pues nos hemos perdido algo gordo, parecedijo, con la oreja puesta en lo que hablaban.
¿El qué? preguntó José Antonio, despreocupadamente.
El Papa acaba de abdicardijo Sergio. Hace escasos cinco minutos que se ha conocido la noticia.
Vamos, no fastidiesdijo Javi. Tanto él como Laura se habían quedado helados.
¿Abdica? ¿Pero cómo… no se supone que el puesto es vitalicio? Nunca nadie había abdicado… balbuceó Laura.
Esto significa que habrá cónclave para elegir sucesordijo Rafa.
Sí…dijo Javi. Y entonces eso quiere decir que el famoso códice secreto estará en la Capilla Sixtina. En manos de algún cardenal.
 ¿Vamos a disfrazarnos de cardenales y a colarnos en el cónclave? preguntó Galindo.
Tú eres imbécil, el cónclave es dentro de dos semanasle espetó Sergio.
Vale, fiera, tranquilo…
¡Ni fiera ni tranquilo ni nada! ¡Estás como una regadera! Aún estoy esperando que propongas una sola idea buena, ¡una sola! Sergio le puso a Galindo el dedo índice enfrente de sus mismas narices.
Un cardenal es elegido elector. Normalmente es el de más edad. No sería extraño pensar que él fuera quien tuviera acceso al libro de marras… reflexionó Laura.
Vale, ¿pero cómo accederemos al libro nosotros? preguntó Esther.
Tiempo, tiempo. Un momento les cortó Javi. Yo pensaba que habíamos venido aquí a otra cosa y señaló el monumental obelisco de sesenta y cinco metros que se erguía, majestuoso, en mitad de la Plaza de San Pedro. No digo que el códice no vaya a ser útil, pero eso es lo que hemos venido a ver. Estamos buscando referencias al Disco Solar de Ra, no lo olvidéis.
Y se acercó al obelisco, sorteando a los turistas. Lo rodeó. Laura le siguió corriendo. Señaló las inscripciones en latín.
Fíjate en eso.
Javi lo miró. Sacó su móvil y echó fotos, como cualquier otro turista que estaba por allí. Capturó todas las expresiones latinas del obelisco.
Ecce crux domini. Fugite partes adversae. Vicit leo de Tribu Judaleyó.
Y por aquí pone Christus Vincit, Christus Regnat, Christus Imperat. Christus ab omni malo plebem suam defendatleyó Laura.
¿Qué significa?
Esta es la cruz del Señor. Huid, fuerzas del caos. Venció el león de la tribu de Judá. Cristo vence, Cristo Reina, Cristo Impera. Cristo defiende a su pueblo de todos los malestradujo Esther de inmediato. Es como un exorcismoañadió, como si nada.
Javi se acercó a la inscripción.
Parece como si esa fórmula expulsara a todos los males de este sitiodijo Javi. Cristo vence, Cristo Reina, Cristo Impera siguió leyendo.
Los demás se acercaron también al obelisco.
¿Hay algo que hayáis sacado en claro? preguntó Sergio.
Nodijo Laura.
la contradijo Javi. Ella la miró.
¿Sí? Venga, Sherlock. ¿Qué se me ha escapado ahora?
Javi tomó aire y empezó a hablar.
Sabemos que este obelisco traído desde Egipto fue puesto en un circo donde San Pedro fue crucificado. “Eres Pedro, sobre esta Piedra edificaré mi Iglesia”, dice Jesucristo en la Biblia. Pues bien, el papa Sixto V trajo esto aquí por algún motivo desconocido, pero esas inscripciones expulsan a todo mal. Eso es todo un exorcismo contra el Mal Más Antiguo, señores. De este modo ningún Mal puede traspasar esta frontera. ¿Cuál es la piedra a la que se refiere la Biblia? San Pedro. Este obelisco es el testigo mudo de su crucifixión. Ahora está en la Plaza de San Pedro, guardando la entrada a la Basílica de San Pedro. Espero que encontremos el códice de cuya existencia sabemos por las búsquedas en Internet, porque seguro, y me juego lo que queráis, que el papa Sixto V tuvo un buen motivo para poner aquí el obelisco, realizar esa fórmula de exorcismo y así salvaguardar este sitio de todo mal.
Estás hablando demasiado, chaval dijo una voz justo detrás de Javi. ¿Qué quieres, que nos maten a todos?
Los chicos se volvieron. Dos de los miembros de la Guardia Suiza se habían acercado y les miraban con cara de pocos amigos.
Están investigando el obeliscodijo uno.
Y lo han relacionado con el Mal Más Antiguosiguió el otro.
¿Qué sabéis del Mal Más Antiguo? ¿Por qué estáis aquí? preguntó el primero. ¿Qué buscáis?
La hemos vuelto a liarmurmuró Rafa.
Os preguntaré yo algo másdijo Javi entonces, dirigiéndose a los dos guardias e ignorando el comentario de Rafa. ¿Qué sabéis vosotros de alguien que quiere robar el Disco Solar de Ra?
Los guardias se miraron entre sí. Uno de ellos asintió. El otro habló.
Acompañadnos donde nadie pueda vernos. Estamos llamando la atención demasiado.
Javi miró a los demás y asintió con la cabeza. El grupo acompañó a los dos guardias, que les llevaron a su cuartel.
Estamos en el cuartel de la Guardia Suiza Pontificiadecía Laura, visiblemente emocionada.
Sentaosles dijo uno de los guardias. Los chicos hicieron lo que les dijo y a continuación el guardia añadió: Bien, contadme qué os trae por aquí.
No recuerdo vuestros nombresdijo Javi.
Soy Dominic Sutermeisterrespondió el guardia. Mi compañero es mi hermano Luca. No recordamos el vuestro tampoco.
Javi lanzó su carné de presidente de la ADICT al sitio en que estaba sentado Dominic Sutermeister. Éste lo cogió y le echó un vistazo.
¿ADICT? ¿Es una especie de sociedad secreta?
Asociación de Investigaciónrespondió Javi. Estos son mis compa- ñeros y amigos, Laura, José Antonio, Esther, Sergio, Rafa, Lucas, Galindo e Irene.
Dominic y Luca se miraron de nuevo.
¿Y a qué habéis venido?
Las Reliquias Supremas están en peligro.
¿Qué sabéis de eso? preguntó Dominic, alterado, levantando la voz.
Javi miró a Laura, y entonces ésta contó la historia. De cómo Dumoitiers había resultado capturado por aquellos tipos, cómo él les había hablado de un objeto legendario heredado por los templarios y puesto a salvo en incontables ocasiones a lo largo de los siglos. Y de que Vicente Vicuña quería robar aquel objeto, pero no había tenido éxito por una pronta intervención por parte de los chicos. Los hermanos Sutermeister se miraron de nuevo.
Ya veo. ¿Y qué hacéis aquí? ¿Queréis el famoso Disco Solar de Ra? preguntó Luca.
Vosotros no sois simples miembros de la Guardia Suiza.
No era una pregunta. Era una afirmación. Javi lo había visto claro.
Vamos por buen camino, ¿verdad?
AmigoDominic lanzó un suspiro, ese Vicente Vicuña no podría poner un pie más allá del obelisco de la plaza. En cuanto lo hiciera la luz del Sol le reduciría a cenizas de inmediato.
Así que el disco solar está en la basílicasupuso Laura.
Rafa, Galindo y Lucas comenzaron a cuchichear. Esther y José Antonio también comenzaron a hablar por lo bajini. Javi frunció el ceño.
No lo creo. Si Vicente está siguiendo nuestros pasos (porque puede rastrearnos) no sería descabellado pensar que también quiere buscar ese códice secreto.
El cónclave se ha convocadodijo Luca. En breve todos los cardenales se reunirán. El Gran Elector es el que recibirá el códice secreto papal de manos del camarlengo, que es quien guarda el códice durante el período de sede vacante. Cuando el nuevo papa es elegido el camarlengo entrega el códice al gran elector y éste anota el nombre del nuevo papa. A continuación le entrega el códice.
Interesantedecía Laura.
El códice papal de Sixto Vdijo Javi. Necesitamos ese. ¿Cuáles fueron los motivos por los que puso ese obelisco ahí? ¿Tiene que ver con la protección de la reliquia? ¿Me vais a decir ya quiénes sois?
Dominic y Luca asintieron.
No tiene sentido seguir ocultándolo. Somos descendientes directos de los medjay que custodiaron el disco solar de Ra hace siglosexpuso Dominic. La historia es singular. Nuestros antepasados utilizaron el disco solar para desposeer a una poderosa diosa con cabeza de leona. Sekhmet era su nombre. Sekhmet, hija de Ra, dios Sol. A partir de entonces comenzó la batalla de Sekhmet por recuperar el disco solar. Los medjay buscaron ayuda. Recorrieron el mundo entero. Al principio de la Era Cristiana Jesucristo entregó su vida en la cruz redimiendo al mundo del pecado. Los fragmentos de su cruz se desperdigaron por el mundo, pero uno de ellos fue a parar a los templarios. Los medjay estuvieron allí. Pidieron a los caballeros de la Orden del Temple que guardaran aquella reliquia, pues podría servir para acabar con un antiguo mal.
De hecho el Lignum Crucis fue la herencia recibida por la Orden del Temple de manos de un antiguo rey castellanointervino Laura.
Exactocontinuó Dominic. Esa cruz, la misma cruz del Señor, no es un crucifijo normal. Haría retroceder a la criatura más oscura y terrorífica.
¿Pero quién es esa Sekhmet? preguntó Rafa.
Ya que me habéis hablado de ese Vicente Vicuña supongo que no os asustará conocer que tras desposeerla de su condición de diosa ahora es una vampiresa. La más antigua y poderosa del mundo. La primera de todos los vampiros. La que quiere el disco para recuperar su poder y la que quiere las otras dos reliquias que los medjay consiguieron encontrar a lo largo del mundo para destruirlas y así evitar su propia destrucción. Se la representa con un león.
Vici leo de Tribu Judarecitó Javi. Venció el león de la Tribu de Judá. ¿No tendrá algo que ver ese león con Sekhmet?
Pudiera ser. Pudiera no serdijo Luca. El caso es que los medjay se llevaron el disco solar lejos de Egipto e instaron al emperador Calígula a que se llevara el obelisco de Heliopolis, la gran ciudad donde Ra recibía mayor culto, a Roma. Luego el papa Sixto V lo trasladó a la Plaza de San Pedro por sugerencia de los medjay. El mismo papa cogió el disco y lo ocultó. Ahora solamente el pontífice sabe dónde está esa reliquia. Protegida tras estos muros, después del exorcismo lanzado desde el obelisco, ningún mal puede tocarlo.
Y vosotros sois medjay infiltrados en la Guardia Suizadijo Javi.
Sí. Cada pocos años rotamos, porque se supone que solamente los menores de 30 años pueden entrar en la Guardia.
Todos los chicos de ADICT se miraron. El disco solar estaba tras los muros de la basílica a salvo desde hacía cientos de años.
¿Nunca nadie ha intentado entrar a buscarlo? preguntó Laura.
Claro que sí. A lo largo de los siglos hay muchos insensatos que han intentado cogerlo. El mismo emperados Carlos I de España y V de Alemania ordenó el saqueo de Roma. Más de cien miembros de la Guardia Suiza dieron su vida protegiendo la basílica.
Bienintervino Javi, si no sabemos dónde está el códice (y es evidente que no lo sabemos ninguno de los que estamos aquí), sólo se me ocurre una salida posible.
Colarse en la basílica, buscar al camarlengo y sonsacárselolanzó Lucas, entusiasmado. Javi le miró directamente a los ojos.
Vale, me callo…dijo Lucas.
No te callesa Javi le brilló la mirada. Mientras dure el período de sede vacante, y me atrevo a decir que estarán un par de días con las votaciones, tenemos tiempo más que suficiente para echar un vistazo a ese códice. Más de dos semanas. Nos sobra hasta tiempo.
¿Pensáis buscar el Disco Solar? exclamó Dominic, levantándose de su silla bruscamente. Como miembros de la guardia y descendientes de los medjay no podemos permitir semejante afrenta, por encomiables que sean vuestras intenciones.
Dominic, cálmatele pidió Javi. ¿Sabes? Cuando aparezca Vicente (si es que no ha aparecido ya) no verás tan descabellado nuestro plan.
No puede aparecer porque no puede poner un pie más allá del obelisco, ¿no te has enterado?
De noche no hay sol. Vicente no se haría cenizasterció Esther.
Necesitamos encontrar el códice y echarle un vistazo. Sólo eso. Aprovecharemos la sede vacante para buscarlo. Nos será más sencillo. Y si no hay peligro de que Vicente aparezca nos iremosdijo Javi. Tenéis mi palabra.
Luca y Dominic asintieron al mismo tiempo.
Bien. Haremos la vista gorda con vosotros.
¿Alguna idea de por dónde empezar? preguntó Javi.
Simplemente entrad y buscad. Me temo que no podemos decir nada más. Tampoco es que sepamos mucho. Nosotros sólo protegemos la ciudad y no sabemos dónde está el disco.

Vicente Vicuña estaba paseando por las calles de Roma. Sabía que los entrometidos de ADICT estaban en aquella ciudad, y si no estaban, iban a tardar muy poco en aparecer. Sus pistas no le fallaban. Además, aquel estúpido licántropo que le perseguía no era muy hábil borrando sus pasos. No tuvo más que esperarlo en el sitio adecuado y darle caza, para luego sonsacarle el lugar en el que estaba el obelisco de Heliopolis dedicado a Ra. Evidentemente aquel estúpido perro pulgoso no había querido hablar, así que Vicente tuvo que emplear sus métodos de persuasión. Después de obtener la respuesta que quería había ido hasta Roma.
Y si me entero de que me has mentido, volveré a por ti y te arrancaré la cabezale había dicho, con una psicópata y falsa sonrisa.
Por la noche Vicente ya estaba en la Plaza de San Pedro, pero conforme se iba acercando al obelisco una extraña fuerza le paralizaba. Intentaba caminar hacia delante, pero sus pies le respondían menos a cada paso que daba. Extrañado, probó a caminar hacia atrás. Y esta vez sí notó que las fuerzas le volvían. Se preguntó dónde estarían aquellos estúpidos, dónde tendrían guardado el relicario. Evidentemente no podía entrar en la sede de la ADICT sin una invitación previa, así que lo tenía difícil. Vicente sacó una jeringuilla de su bolsillo. Le quedaban dos muestras de aquel virus fatal que había intentado expandir sin éxito meses atrás. Un vampiro no podría pasar ese muro. Una persona normal, sí. Si utilizaba el virus en alguien… sí, sería un plan perfecto. O encontraba el disco solar o moría en el intento. Bien porque el virus le acabaría transformando dentro de la basílica y eso propiciaría su destrucción inmediata, bien porque él mismo le matara por no traer los resultados deseados. Dos muestras. Dos oportunidades para conseguirlo. Se apoyó en una pared, a la sombra. Y esperó. Esperó a la persona adecuada. Una anciana que iba llevando la compra. Descartada. Un tipo que iba con un estuche de violín a hombros. Descartado. Un tipo que pasaba leyendo el periódco. Descartado. Vicente esperó y esperó hasta que pasó un chico joven, con varios tatuajes y un piercing en la nariz. Vicente le clavó la jeringuilla en el pecho con una rapidez y discreción tal que nadie pudo advertirlo. La víctima cayó al suelo. Vicente se inclinó sobre él. Algun curioso se acercó para ver qué pasaba, pero Vicente sólo tenía que decirle:
Solamente le ha dado un mareo, yo me encargo de ello, gracias.
El chico, de unos veinticinco años de edad, notaba cómo su cuerpo empezaba a enfriarse.
¿Qué ha pasado…? ¿Qué me has hecho…?
Vicente sonrió e intentó calmarle.
Tranquilo, tío duro. No ha pasado nada. Necesito tu ayuda para un trabajito. Si lo haces, te suministraré el antídoto que necesitas.
¿Me has… envenenado? el chico pegó un espasmo.
Algo parecido. Tienes hasta la media noche para entrar en la Basílica de San Pedro, agarrar a algún cardenal y sonsacarle dónde está el disco solar de Ra. ¿Me has comprendido?
A una señal mía mis colegas vendrán y se echarán sobre ti.
Oh, eres muy considerado. A una señal tuya tus colegas estarán muertos antes de tocarme. Haz lo que te digo y tal vez vivas para contarlo.
Vicente se reía. El chico se levantó del suelo. Se puso en pie y se tambaleó. Vicente le dio unas últimas instrucciones.
Me da igual la forma en la que consigas el disco solar. Date prisa o morirás. No es una amenaza. Es la ponzoña que recorre tu cuerpo.
¿Quién eres?
Dentro de poco, el vampiro más poderoso del mundomurmuró Vicente. ¿Y tú, quién eres?
Me llamo Nicola.
A partir de ahora eres Nicolás Vicuñadijo Vicente.
Pero…
No admito réplicas. Entra en esa basílica. Encuentra el despacho papal. Pregunta a quien sea dónde escondió el papa Sixto V el disco solar de Ra. ¿Me has entendido?
Vicente y Nicolás se dirigieron a la Plaza de San Pedro. Vicente observó, expectante, agazapado tras la sombra de las columnas más alejadas del obelisco. Vio con su penetrante vista cómo Nicolás, coaccionado por él, se dirigía al interior de la basílica. También pudo ver al grupo de ADICT que, en ese mismo momento, confundiéndose entre la multitud turística, entraba al gran templo.
Ya veremos quién gana esta partida, metomentodos murmuró.


Capítulo 9
El Códice Secreto.

Laura, tú ya estuviste aquí antes. Conoces todo esto mejor que nosotros.
Pero estuve hace años, Javi…
Javi se detuvo y la miró.
No necesitamos una visita guiada por Roma y por el Vaticano si te tenemos aquí, y lo sabes. Déjate la modestia, estás con nosotros. Empieza a contarnos todo cuanto sepas de este sitio, que seguramente no es poco.
Era cierto. A Laura le apasionaban todos aquellos lugares. Hacía pocos años, antes de ingresar en la ADICT, había visitado Roma, visto las obras de arte más famosas de todos los artistas que allí había habido. Había puesto los pies en sitios como la tumba de Rafael o de San Pedro. Había visitado las iglesias más famosas para contemplar las prodigiosas esculturas que albergaban en su interior. Y se había empapado de conocimientos de aquel lugar. Incluso antes de viajar había buscado por Internet toda la información necesaria para comprender los lugares a los que iba a ir.
Bueno, lo que tenemos que hacer es colarnos en el despacho del Papa saliente. Ha abdicado esta mañana, así que hay un margen de un par de semanas hasta que se celebre el cónclave. Cuando el papa abdica, el camarlengo pasa al frente provisionalmente. Mirad, esa es la Piedadseñaló una figura a la derecha de la entrada a la basílica.
¿Colarnos en el despacho? ¿Y dónde está el despacho? preguntó Rafa.
Saliendo de aquí, atravesando unos jardines a mano derecha y es ese edificiorespondió Laura, encabezando el grupo, y continuando la marcha por el interior del enorme templo.
Bueno, yo veo claro un plan para colarse sin ser vistosdijo Lucas. Disfrazarnos de curas.
Javi le lanzó una mirada iracunda.
Disrazarnos.
Sí.
De curas.
Exacto.
Lucas…
Ya, ya. Me callo.
No. Podría funcionar dijo Javi, sonriendo malévolamente, y haciendo un barrido, mirando a todos sus compañeros, añadió, lentamente: Veamos, ¿quién de nosotros puede dar el pego y hacerse pasar por…?su mirada dio un par de vueltas y se detuvo en Sergio. Ajá… es perfecto…
¿Qué es perfecto? preguntó Sergio. Oye, no estás pensando que…
Eso y más, amigo mío, eso y másJavi le dio dos palmaditas. No voy a meter a Lucas disfrazado, menos aún a Galindo, así que…
Bendición, padre Lucas se inclinó ante Sergio.
Pues como voy a ser cura voy a empezar a consagrar hostias dijo un enfurruñado Sergio, dirigiéndose a Lucas con mal humor.
Si te hace sentir mejor, hablaré con Dominic y Luca para que te acompañenle dijo Javi.
¿Por qué ellos dos? Prefiero que seas tú, o Rafa. Hay más confianza.
Oh, vale, está bien. Rafa, Lucas, conseguid uno de los pijamas de esos con los que se viste la Guardia Suiza…
¡Son uniformes diseñados por Miguel Ángel! exclamó Laura.
Sí, claro, chica guapa, lo que digasJavi apenas escuchaba. Sergio, vamos al lío.
Laura se enfurruñó. Sergio, Rafa y Lucas se dirigieron al cuartel nuevamente. Allí buscaron a Dominic y a Luca, y les expusieron el plan que tenían. Ellos no se mostraron muy convencidos al principio, pero luego accedieron a condición de que Dominic les acompañara. Dieron dos uniformes a Rafa y a Lucas. Sergio se agenció un traje negro y una sotana que había en un armario. Tras vestirse, Sergio, Rafa, Lucas y Dominic se dirigieron hacia los jardines, los cruzaron y entraron en el Palacio Apostólico.
Vale, ¿y el despacho papal? preguntó Lucas.
Sólo seguidmerespondió Dominic. Y ni una palabra.
Dominic abría el grupo. Sergio iba flanqueado por Rafa y por Lucas, justo detrás de él. Pudieron llegar sin complicaciones hasta el despacho del papa. Dominic entró delante y anunció la llegada de Sergio al camarlengo, que se encontraba en su interior. Sergio entró y Lucas fue detrás. Dominic se retiró.
Sergio y Lucas avanzaron hacia el hombre. Éste invitó a Sergio a sentarse. Lucas permaneció en pie, junto a la puerta, cuidando que no pasara nadie.
No me han avisado de que venía una visita hasta hace escasos minutos.
Es un asunto importante, signorele dijo Sergio.
¿Importante? el anciano camarlengo se extrañó.
Exacto. Permítame ir al granoSergio puso su carnet de Coordinador General de ADICT sobre la mesa. Le ruego máxima discreción posible en este asunto. No soy sacerdote, sino detective.
¿Y por qué quiere verme un detective?
Dos detectives. Él también es de mi organizaciónseñaló a Lucas.
¿Qué está pasando aquí? preguntó el aniano, desubicado.
Bueno, venimos para echar un vistazo al códice secreto papalLucas se acercó y soltó las palabras tal cual. Sergio suspiró. Qué poco tacto puedes tener a veces. Pedazo de animal…
¿El códice secreto papal? preguntó el camarlengo. Esto es un disparate. Os coláis en el despacho del papa, decís que sois detectives y ahora me pedís el códice…
El capitán Dominic Sutermeister puede confirmarlodijo Sergio.
¿Cómo sé que no le habéis engañado? preguntó el camarlengo, suspicazmente.
Si nosotros quisiéramos matar a alguien ya lo habríamos hecho. Si quisiéramos robar el códice nos habríamos infiltrado de otra manera. Pero dudo que mi jefe aprobara tal barbaridadrespondió Sergio. Solamente necesitamos echarlo un vistazo al códice papal en el que escribió Sixto V.
El camarlengo les miró, sin saber si podía o no confiar en éllos. En ese momento la puerta se abrió y Dominic entró, con signos de alarma en su cara y el walkie – talkie aún en la mano, señal de que acababan de decirle algo.
Hay un loco en la Basílica de San Pedro. Los guardias de abajo no han podido detenerle. Acaban de avisarme.
¿Un loco? ¿En la basílica? ¿Dentro?preguntó el camarlengo. ¿Qué ocurre, capitán Sutermeister?
Parece que se dirige hacia aquí…
Oh, genialdijo Sergio. Y todavía no es ni mediodía.

Vicente Vicuña se había apostado fuera de la basílica, esperando que su pupilo recién transformado con el virus entrara y averiguara algo. Tenía la orden de llegar hasta el despacho papal e interrogar acerca del códice al ahora jefe de Estado en sede vacante. Si no lo conseguía antes de acabar el proceso de transformación por el virus, quedaría reducido a cenizas por estar más allá del obelisco que exorcizaba al mal. Si no lo conseguía y volvía con las manos vacías, al menos lo utilizaría como aliado. Así que simplemente se había limitado a quedarse allí, esperando a que se desarrollaran los acontecimientos y haciendo tiempo. Sabía que aquellos tocanarices de la ADICT estaban allí cerca. Desde que le habían dado el cambiazo con la espada templaria estaba de especial mal humor, y no iba a permitir que el disco solar se le escapara también.
El chico al que había inoculado el virus había entrado a la basílica. Nada más entrar le había dado un espasmo y cayó al suelo. La gente se quedó mirando. Pero cuando se levantó, sus ojos eran de un color más rojizo, su piel estaba más pálida y sus facciones eran más duras, revelando que estaba dejando de ser humano. Un síntoma que Laura o Javi habrían detectado de inmediato de no ser porque estaban en la parte opuesta de la basílica. Nicolás buscaba el camino para llegar al despacho papal. Sabía que tenía que ir allí. Un instinto extraño se lo decía.
Ahora Javi y Esther miraban una escultura situada en la nave central. Y en ese momento, un grito.
¡Eh!
La Guardia Suiza se estaba movilizando. Se dirigían todos al interior de la basílica, entrando en tromba. Javi localizó a Luca Sutermeister.
¡Luca! ¿Qué ocurre?
Alguien intenta colarse en el Palacio Apostólico.
Pero sólo son Sergio y Lucas, no pasa na…
¡No son ellos dos! ¡Alguien ha entrado!
A Javi se le paró el corazón un segundo. ¿Sería posible que Vicente…? Pero eso era absurdo, el exorcismo del obelisco lo impedía. Aunque eran solamente unas palabras grabadas en un trozo de piedra. ¡Pero el obelisco tenía un crucifijo en lo alto! Moviendo la cabeza, Javi movilizó a sus amigos. La Guardia Suiza pasaba en tromba atravesando la basílica, los turistas quedaban petrificados y los chicos de ADICT reaccionaron.
¡Seguidles! exclamó Javi.
Nicolás avanzó por la basílica, saliendo por la puerta que había al fondo, que daba a los jardines. Se dirigió hacia la Capilla Sextina y la rodeó, buscando una entrada.
Dos guardias suizos le pisaban los talones. Nicolás se volvió contra ellos al notarles tras él. Dio una patada a uno, enviándolo de espaldas cinco metros más allá. Forcejeó con el otro, le arrebató su arma y le dio un sonoro puñetazo que le dejó inconsciente en el suelo. Nicolás no sabía qué le estaba pasando. Había sido líder de una banda callejera. Tenía antecedentes penales por atraco a mano armada. Tenía a la mitad de la policía italiana tras él. Nunca le habían pillado, zafarse era su especialidad. Y ahora aquel tipo, Vicente, le había inoculado algo que había potenciado su fuerza y su velocidad. Había dejado KO a dos miembros de la Guardia Suiza sin apenas despeinarse. Vio una gran puerta abierta y entró.
En el despacho del papa, el camarlengo, Sergio y Lucas estaban preparados para lo peor.
Habría que salir de aquí, signoredijo Sergio, con la mano preparada para desenfundar su arma. El que está aquí viene a por lo mismo que nosotros.
No voy a movermedijo el camarlengo. Toda la Guardia Suiza está encima de ese tipo.
Toda la Guardia Suiza no bastará para detenerleaseguró Sergio. La seguridad con que lo dijo inquietó al camarlengo. ¿Quiénes eran aquellos dos jóvenes que habían irrumpido en el despacho de aquella forma y que ahora le aseguraban que la guardia no bastaba para detener a un intruso que venía a buscar lo mismo que ellos?
¿Evacuamos? dijo Sergio. Lucas se dirigió hacia la puerta.
No sé. Aquí estamos seguros. Si alguien entra por esa puerta, podremos hacerle frente mejor que ahí fuera, ¿no?
Sergio asintió.
Sí. Es verdad. Prepárate para lo peor.
Nicolás avanzó por los pasillos del palacio, buscando el despacho papal. Los guardias suizos le perseguían pero Nicolás era demasiado rápido para ellos. El efecto del virus empezaba a hacerse notar, pero el chico no estaba aún transformado del todo. Sergio y Lucas estaban atrincherados en el despacho, esperando ver entrar a alguien amenazante en cualquier momento. Nicolás seguía librándose con facilidad de todos los guardias que le salían al paso. Sabía de alguna manera el sitio en el que se encontraba el despacho y seguía avanzando, inexorable, hacia su destino. La ADICT le perseguía ahora más de cerca. Laura sacó su pistola de dardos y disparó al blanco en movimiento. Acertó en el hombro. Nicolás se quejó, pero no se derrumbó. La circulación de su sangre empezaba a ser demasiado lenta como para que el somnífero le hiciera efecto inmediatamente. Subió al piso siguiente.
José, Rafaindicó Javi. Quedaos aquí abajo por si piensa darse media vuelta y escapar. Cortadle la retirada, me da igual cómo la hagáis. Pero lo quiero vivo y coleando.
Biendijo Rafa. Él, Galindo y José Antonio se apostaron en la escalera. Javi, Laura y Esther subieron, siguiendo a Nicolás, que se dirigía sin demora hacia la puerta del despacho papal. Los dos guardias suizos que custodiaban la entrada cruzaron sus alabardas, pero Nicolás agarró sendas armas con sus manos y les lanzó al suelo. Entonces Dominic amartilleó su pistola y le apuntó.
¡Detente de inmediato!
Nicolás respondió con un gruñido e hizo caso omiso. Dominic apuntó y disparó contra Nicolás, pero éste ni se inmutó. Para cuando Dominic quiso volver a disparar, Nicolás había entrado en el despacho del papa y se había encontrado ya cara a cara con Sergio y Lucas, con el camarlengo tras ellos.
Vas a tener que pasar por encima de nosotrosdijo Sergio.
Nicolás pegó un salto hacia delante. Sergio levantó la pierna lateralmente y le detuvo en el aire. Nicolás cayó en pie, haciendo gala de un excelente equilibrio. Agarró a Sergio como si fuera de plástico y lo lanzó de espaldas contra la mesa. Lucas disparó su thaser contra Nicolás. Éste cayó al suelo, entre espasmos. Javi, Laura y Esther entraron al despacho en tromba, seguidos del capitán Dominic Sutermeister. Dominic avanzó y agarró de la solapa a Nicolás.
¿Quién eres?
Vete al infiernorespondió el neófito. Se quitó de en medio a Dominic y lo lanzó de espaldas contra Sergio. A continuación, a toda velocidad, se encaró con Lucas, haciendo saltar la pistola de su mano de una patada tremenda.
La bibliotecadijo Nicolás, mirando al camarlengo fijamente. Claro. Ahí está la clave, ¿verdad?
De otro salto enfiló la puerta del despacho para salir, pero allí estaban Javi y Laura.
Se te acabó la suertedijo. Y lanzó el talón de la mano contra la barbilla de Nicolás en dirección diagonal ascendente y una patada frontal al bajo vientre. Laura disparó otros dos dardos al mismo tiempo, acertándole con uno en el cuello, en la misma yugular, y con el otro en el pecho. Nicolás cayó sin sentido.
Esto es una pesadilladijo Dominic. ¿Qué decía de la biblioteca?
¿Estará allí el códice? Sergio se levantó, dolorido. El camarlengo habló.
Dos de vosotros me acompañaréis a la biblioteca del Vaticano. El resto volved fuera. El capitán Sutermeister os acompañará.
Sergio, Lucas. Id fuera y descansad. Volved al hoteldijo Javi.
Esther se había inclinado sobre el cuerpo y echaba un vistazo a la documentación de aquel tipo.
Nicola Montileyó. Iré a investigar acerca de él.
Vedijo Laura. Si le ha elegido Vicente, seguro que tiene motivos.
Tiene todos los síntomas del virus aqueldijo Javi, mirando el cuerpo inconsciente. Piel pálida y fría, ojos rojizos. Me temo que ese asqueroso guardaba este as en la manga.
Dominic acompañó a todos al exterior, excepto a Javi y a Laura, que se quedaron con el camarlengo. Caminaron en silencio hacia la biblioteca vaticana. Una vez allí, el camarlengo se dirigió hacia un escritorio. Abrió una estantería cerrada a cal y canto.
Este lugar y el Archivo Secreto se separaron en los principios del siglo XVIIexplicó el camarlengo. No obstante, los siete códices secretos papales se encuentran aquí. ¿Cuál buscáis?
Pues…titubeó Javi, el de la época de Sixto V.
El camarlengo cogió el quinto libro de los siete que había.
Cada uno abarca unos trescientos años. El séptimo se quedará en la estantería hasta que se celebre el cónclave, y pasará entonces a manos del nuevo papa. Pero aquí están recogidas todas las actividades que han realizado los papas de la Iglesia Católica a lo largo de los siglos. Tratadlo bien dijo.
Javi y Laura pusieron el enorme libro sobre una mesa y lo abrieron. Pasaron las páginas. Iulius Secundus, Papa Leo Decimus, Papa Adriano Sextus… Tras Gregorio XIII encontraron a Sixto V.
Laura intentó leer la letra, buscando algo referente al obelisco. Unas páginas más adelante había un dibujo.
Aquí puede haber algodijo Laura. Miraleyó con dificultad. “He ordenado que los medjay sitúen el obelisco en mitad de la plaza para santificarlo y así impedir la entrada a las fuerzas de Lucifer. Me han entregado su disco solar como signo de buena fe, y yo lo ocultaré siguiendo las pautas que me dieron. Nadie sabrá dónde está. Pero para que el secreto no se pierda con los años, el obelisco de Helipolis será colocado en mitad de la Plaza de San Pedro. Se podrá encontrar el disco con la última sombra del crepúsculo del día de Ra según los antiguos egipcios escribieron. Dios guíe a quien quiera buscarlo para hacer el bien y maldiga a quien quiera usarlo para el mal”.
Bueno, esto aclara muchas cosasdijo Javi, suspirando. ¿Alguien ha leído alguna vez estos documentos? preguntó al camarlengo.
No mientras yo he estado en el Vaticano. El acceso a esta biblioteca es restringidorespondió el anciano. Estoy seguro de ello.
Fuera de aquellas paredes, un oído penetrante escuchaba la conversación. Nicolás se había zafado. Inconsciente y todo como estaba, no había tardado demasiado en recuperarse y había saltado por la primera ventana que había encontrado en su camino, cayendo con una facilidad pasmosa sobre sus pies, y sólo había tenido que seguir la voz de los chicos. Nicolás fue a buscar a Vicente con la información que había logrado. Se esfumó silenciosamente, tal como se había zafado de sus captores.
Mientras tanto, Javi y Laura habían fotografiado la página y ya habían devuelto el grueso libro a la estantería.
¿Lo tienes? preguntó Javi.
Sí. Nuevo emplazamiento sugerido por los medjay, que ocultaron el disco, cuya ubicación viene dada por la última sombra del crepúsculo en el Día de Raresumió Laura.
Perfecto. Esperemos al atardecerdijo Javi.
Estamos a mitad de febrero, ¿cuándo es el Día de Ra? terció Laura.
Las trayectorias solares varían a lo largo del año. Lo calcularé yo mismo.
El camarlengo les acompañó a la puerta de la biblioteca.
Le agradecemos la ayudadijo Javi. Le dejamos ya. Tiene un cóclave que preparar.
Que Dios os acompañe, jóvenes amigosles despidió el camarlengo.
Yo creo que siempre lo hacerespondió Laura.
Dominic, que les esperaba fuera, se dirigió hacia ellos.
Bueno, nuestro amigo ha escapadodijo. ¿Qué tenéis?
El obelisco fue puesto en ese lugar con un propósito. No era un sitio aleatoriorespondió Javi. La última sombra de la tarde indica el camino a seguir.
Desde la plaza de San Pedro hasta el discodijo Laura. Ya casi lo tenemos.
Dominic les acompañó hasta la puerta.
Si ese desalmado ha escapado… bueno, seguro que tendremos noticias suyas pronto.
No lo dudesdijo Javi. No preguntes cómo, pero seguro que sabe lo que hacer para encontrar el disco. Y por eso tenemos que impedirlo. Tenéis que impedirlo.
Ahora os toca a vosotros. Los medjay hemos cumplido bien nuestra tarea hasta ahora. Pero ahora vosotros sabéis llegar hasta el disco mejor que nosotros mismos. Luca y yo estamos aquí, por si nos necesitáis. Si supiera dónde está…
Es mejor que nadie lo sepadijo Laura. Así no ha caído nunca en malas manos.
Si lo encontráis, Dios lo quiera, aseguraos de que vuelve a su lugar de origen. O, en cualquier caso, devolvédnoslo.
Descuida. Volveremos, Dominicse despidió Javi.

Así que la última sombra del crepúsculo del día de Ra.
Ya he cumplido. Ahora devuélveme a la normalidad.
Vicente no escuchaba las palabras de Nicolás, hundiéndose en sus propias cavilaciones. Así que era así de sencillo.
He hecho lo que me has pedido. Ahora cumple tu parte del trato.
¿De verdad? Vicente habló con tono aburrido. ¿Te ofrezco el regalo de la inmortalidad, y tú lo rechazas?
¿Inmortalidad? ¿De qué hablas?
Hace poco éramos una gran familia. Yo me uní a ellos y ellos me ayudaban. Pero unos detectives entrometidos se metieron en medio de nuestros asuntos y no dejó a títere con cabeza. Sólo quedo yo. Irónicamente, cosas del destino, esta búsqueda también la empecé yo solo. Sí, mi familia me ayudó mucho. Nos costó tantísimo tiempo descubrir tan sólo cuáles eran las Tres Reliquias Supremas… Y ahora yo te he elegido a ti. Para continuar el legado de los Vicuña, amigo mío. Tú. Aspirabas a ser algo más que un macarra de la calle. Un simple ladronzuelo de poca monta…
Yo soy jefe de una de las bandas de este barrioreplicó Nicolás.
Por eso te elegídijo Vicente. Si no quieres seguirme, no te necesito. Buscaré a alguien con quien compartir la eterna gloria.
Nicolás quedó en silencio. Estaba desconcertado con aquellas nuevas habilidades que había adquirido. Y la inmortalidad.
¿Cuántos años tienes? preguntó Nicolás.
¿Cuántos te parece que tengo?
¿Veinticinco? ¿Treinta?
Vicente sonrió.
Sube más. Multiplica por quince, más o menos.
Nicolás calló, de nuevo.
¿Qué buscas? ¿Por qué yo?
Busco tres reliquias. La primera reliquia, el Lignum Crucis de Santo Toribio, la tienen esos desgraciados detectives de la ADICT. La segunda, el Disco Solar egipcio, está aquí y he venido justo cuando han venido ellos. Sólo sabía que estaba aquí, en Roma, pero no su ubicación exacta. Por ello es primordial enterarme de todo cuanto averigüen. La otra está en Japón. Una katana de poderosas dimensiones capaz de hacer milagros con su filo. Eso busco. En cuanto a ti Vicente volvió a esbozar una sonrisa psicópata, el azar ha querido que seas tú. El azar y las potenciales capacidades que he visto en ti. Llevo creando ejércitos de neófitos más de trescientos años. Y cada uno ha conseguido su propósito. No del todo, pero me ha servido para darme cuenta de algunas cosas. Tú decides. Sigue siendo Nicola o, por el contrario, únete a la familia.
El discurso de Vicente dejó a Nicolás en estado de shock. Reliquias, detectives, vampiros neófitos. La familia de los Vicuña.
Sea lo que sea, necesitas aliados, y creo que la recompensa es buenadecidió Nicolás. Sea, pues. Me uniré.
Bien, sólo te falta una cosadijo Vicente. Se levantó la camisa y dejó entrever una marca grabada a fuego sobre su pálida piel. Antes de que la transformación sea llevada a cabo, te grabaré la marca de los Vicuña. Es el símbolo que representa la lealtad de la familia. La que tuve que guardar yo hacia ellos y ellos hacia mí.
Nicolás miró el símbolo.
Una vez entras, no salesdijo Vicente. Es toda una existencia de lealtad. Aunque, he de decir, en honor a la verdad, que me uní a ellos por conveniencia, y que esa no ha sido mi norma nunca.
Vicente necesitaba aliados. Y los necesitaba en ese mismo momento.

El día fue transcurriendo hasta que, por la tarde, los chicos de ADICT se reunieron de nuevo bajo el obelisco.
¿Qué pretendes? El Día de Ra no es hoy, la sombra no marca…empezó a decir José Antonio, pero Javi levantó una mano.
Estamos a 13 de febrerodijo Javi. El Día de Ra, hemos de suponer que es el día del culto al sol.
¿El día más largo del año? preguntó Rafa. ¿El día de San Juan?
El día con más horas de Sol es el 21 de junio. Día del solsticiosugirió Sergio. Tal vez sea ese el día al que se refiere.
Recordemos un detalledijo Javi. El día del culto al sol se celebraba antiguamente en el solsticio de invierno, es decir el 21 de diciembre. La fiesta de la Navidad se introdujo el día 25 con objetivo de cristianizar al pueblo converso y facilitar la adaptación de las antiguas costumbres a las nuevas. La Navidad se instituyó en esa fecha durante el siglo IV.
Rafa señaló la sombra del obelisco, que se alargaba conforme el Sol iba cayendo.
Ahora mismo tiende a señalar hacia el sudeste.
En un par de meses no habrá cambiado mucho. Los días se alargan dos minutos a partir del solsticio de inviernodijo Javi. Eso quiere decir que ha pasado un mes y medio más o menos. Pongamos unos… ¿40 días?
Tú y tus redondeosresopló Laura.
Desde entonces ha habido unos 80 minutos más de luz, con lo cual la trayectoria solar se ha alargado. Por suerte para vosotros sé el ángulo exacto máximo que forma el sol en su cenit en el solsticio de invierno…
Hubo un coro de voces que se alzaron de inmediato.
¡Venga ya!
No esperarás que me crea eso.
Serás fantoche, Javier…
Veintitrés grados y siete minutosdijo Javi. Por favor, estoy haciendo un posgrado y he estado con el tema de cálculos de paneles solares, las trayectorias solares son importantísimas para esas cosas.
¿Por qué no nos señalas hacia dónde va la maldita sombra el día 21 de diciembre y te dejas de estupideces? rezongó Sergio.
Bien, vale, ¡vale! Pero dejadme calcularles pidió Javi, cerrando los ojos, poniéndose de cara al obelisco.
Venga, vámonosdijo Laura, alejando a los demás.
¿Pero qué…?intentó decir Rafa, pero Laura le cortó.
Tú hazme caso, vamos a dar un paseo.
Laura se llevó a los demás a dar una vuelta mientras Javi quedaba pensativo:
Fecha actual. 23 de febrero. Fecha de solsticio, 21 de diciembre. Solsticio de verano, 21 de junio. 21 de diciembre, 23 grados. Solsticio de verano, 23 grados más. El doble. Equinoccio: ángulo máximo del sol de 47 grados, a mediodía. Febrero, más cercano al equinoccio que al solsticio. Ángulo máximo estimado, entre 35 y 40 grados a mediodía. Puesta del Sol hoy, desviación aproximada de 15 grados hacia el sur en la dirección del sudoeste. Puesta de sol el día del solsticio, con dos minutos menos de luz cada día, tomando medio grado de ángulo aproximado por día: cerca de 45 grados entre el oeste y el sur. Crepúsculo, dirección sudoeste. Sombra del obelisco el día 21 de diciembre: dirección sudeste.
Javi abrió los ojos y miró directamente al sudeste desde su posición.
Cogió su plano de Roma.
Lo observó.
Sólo trazó una línea hacia el sudeste.








Capítulo 10.
Dirección sudeste

Estás loco.
Es una extensión enorme de terreno, la línea recta es inmensa.
Laura miraba el mapa, la línea que había trazado Javi hacia el sudeste.
Bueno, esto es suponiendo que hayas hecho bien el cálculodijo ella.
Javi asintió.
Sí. Puedo haberme desviado un par de grados. Cinco, como mucho.
Amplió el radio un centímetro. Los cambios eran significativos en la línea cuanto más se alejaba ésta de la Plaza de San Pedro.
Hay varias ubicaciones más o menos lejanas a tener en cuenta. El Circo Máximo pasa cerca de una línea, pero ahora es un montón de ruinasseñaló Laura.
Igual es mucho más fácil que esodijo Rafa. ¿Dónde señalaría la sombra?
Javi señaló hacia el sudeste. Rafa caminó hacia donde señalaba el dedo y de inmediato los demás le siguieron.
¿Dónde vas?
Una corazonada. Sólo eso.
Rafa se dirigió al borde de la plaza. Javi murmuraba por lo bajo.
Ecce crux domini. Fugite partes adversae. Vicit leo de Tribu Juda. Christus Vincit, Christus Regnat, Christus Imperat. Christus ab omni malo plebem suam defendat…
Laura seguía pensativa.
Ninguna línea se acerca a ningún punto estratégico interesante. Panteón… Piazza Navona…
Pero Rafa se había acercado ya a las columnas de la Plaza de San Pedro y las examinaba atentamente. Observó dos o tres, situadas en la probable dirección hacia la que apuntaría la sombra, mirándolas atentamente.
Deberíais ver estodijo, poniendo la mano en una de las columnas.
Los demás se acercaron.
¿Eso qué es? preguntó Sergio. ¿Está en latín?
Ars et sapienta te ducum leyó Rafa. ¿Qué significa?
El latín no es lo míoreconoció Javi. Sólo conozco algunas frases sueltas y esta no es una de ellas. Lauri sabe más que yo, pero Esther sí tiene idea de traducciones se volvió hacia su amiga.
Creo que significa “la sabiduría y el arte os guiarán” dijo la chica, leyendo la inscripción.
Eso nos aclara muchas cosasdijo Lucas, frunciendo el ceño. Pero Javi ya tenía su maquinaria mental puesta a funcionar.
La sabiduría y el arte. Tal vez sí que nos aclare cosas.
Ya estás otra vez dándotelas de listoprotestó Galindo.
Piensa con la cabeza. Estamos buscando un disco solar egipciodijo Javi, caminando a grandes zancadas hacia la columna. Piensa que todos los dioses de la antigüedad tuvieron su correspondiente equivalente en las culturas posteriores. Así, Zeus y Hera para los griegos eran lo mismo que Júpiter y Juno para los romanos Javi apoyó su mano en la columna, mirando la inscripción como si se tratara de un fantasma.
Vale, ¿hasta dónde quieres llegar con todo esto? preguntó un desconcertado Rafa, cortándole.
Estoy diciendo que nos olvidemos de Egipto por un momento. Que pensemos en Roma. Estamos en Romadijo Javi.
Minerva, diosa de la sabiduría, el arte y la guerraintervino Laura.
¡Minerva! exclamó Javi, con un gesto teatral.
¿Y la inscripción de debajo de la primera? preguntó Rafa, acercándose de nuevo a la columna y señalándola
Sequere Regis conspectum leyó Javi. ¿Esther?
Viene a significar ago así como “sigue la mirada del Rey” respondió ella. Deberíais haber estudiado latín, como yo.
A mí me gusta mucho más la mitologíadijo Laura.
Bueno, vamos a lo que vamosles cortó Javi. ¿Qué me dices de Minerva, Lauri?
Suponiendo que la inscripción latina se refiera a Minerva…
Estamos en Roma, ¿a quién quieres que se refiera? ¿A Atenea?
Laura frunció el ceño y miró a Javi. A continuación siguió hablando.
Había un templo dedicado a Minervadijo. El templo está ahora en la Piazza del Campidoglio, en la Colina Capitolina. Ahora es un museo.
Oye, Javi, ¿estás seguro de lo que dices sobre la inscripción? preguntó Sergio, que dudaba bastante.
No, pero por alguna parte hay que empezar. Y si Vicente sabe lo que sabemos nosotros, no podemos dejar que nos lleve la delantera y encuentre el disco solar. Será mejor que regreséis y encendáis los ordenadores. Id al cuartel de la guardia suiza con Dominic y Luca. Ah, y llamad a los demás, que estén también atentos con los ordenadores encendidos. Tal vez necesitemos de toda la información que podamos conseguir y os necesitamos a vosotros allí para buscar las respuestas que necesitemos.
Bueno, vale. Pero que conste que me gustaría ir a seguir las pistas.
Sergy, acabas de estar en el despacho del papaterció Laura. Y cualquier mortal habría dado cualquier cosa por estar ahí. No te quejes.
Vale, vale, está bien. Entiendo, todos juntos llamamos la atención.
Exactodijo Javi. Esther, José y Laura se vienen conmigo a la Piazza del Campidoglio. Vosotros, a seguir investigando otros posibles significados. Buscad la expresión latina en Internet, contrastad resultados.
BienSergio asintió, conforme.
El grupo se separó. Javi, Laura, José Antonio y Esther se fueron hacia la Piazza del Campidoglio. Sergio, Rafa, Lucas y Galindo buscaron a Dominic en el cuartel.
Nosotros a la vez tendremos que separarnos en dos gruposmurmuró Javi. Vicente nos rastreará. No ha logrado la pista del códice secreto papal sobre el obelisco de Heliopolis, pero con él nunca se sabe.
¿Qué sugieres, pues? preguntó José Antonio.
Tú y Esther id en dirección sudeste, hacia donde apunta la sombra el día del solsticio. Eso servirá para despistarlo. Laura y yo iremos a la Colina Capitolina, a ver qué encontramos allí.
Me gusta cómo piensasdijo Laura, sonriente.
Javi se sacó de la manga un último gesto teatral. Abarcó con su mano el obelisco, de arriba abajo, y siguió la línea a través del suelo, en dirección sudeste. Señaló un punto en el mapa al sudeste de la plaza de San Pedro. El Circo Máximo. José Antonio y Esther siguieron la línea trazada en el mapa y se dirigieron al antiguo circo, del que actualmente quedan unas ruinas.
Agazapado en las sombras, Nicolás lo veía absolutamente todo.

Así que tenéis una pista.
Dominic invitó a los chicos a sentarse. El capitán de la guardia suiza parecía satisfecho con la marcha de los acontecimientos.
¿No se supone que los medjay protegen el disco solar? preguntó Sergio. Ni siquiera conocéis su ubicación.
Es lo más seguro. Solamente en ese diario se explica lo que dejó el mismo Sixto V para llegar hasta él. Inscripciones en la columna, ¿eh? Ingenioso. Hay más inscripciones en otras columnas. Seguramente para despistar…
Sergio pidió un ordenador.
Eso es. Pero quiero buscar sobre todo en la columna a la que apunta la sombra en el Día de Ra, o sea el solsticio de invierno.
Sergio introdujo Ars et sapienta te ducum en el buscador. Lo entrecomilló. La única referencia que encontró fue la de la columna que acababan de examinar y páginas relacionadas con la plaza de San Pedro.
No hay nada más que esodijo Lucas.
Eso quiere decir que es una frase latina únicamente puesta en ese lugar dijo Irene. Y que la pista que seguimos es buena.
Sí, lo será si se refiere a Minerva Sergio buscó a la diosa Minerva. “Diosa de las artes, de la sabiduría, de la guerra, protectora de Roma y de los artesanos”.
Se hizo el silencio. Sergio comenzaba a pensar al 100% que el camino estaba muy bien indicado en aquella columna. Entonces recibió una llamada de Javi. Tenían algo.

Vicente se había percatado de que el grupo se había separado. Habían estado mirando una columna. Luego Javi había señalado el obelisco y un sitio concreto, y había enviado a Esther y a José Antonio. ¿Acaso sabrían dónde ir? Nicolás le sacó de sus pensamientos.
Es evidente. La última sombra del crepúsculo va en esa dirección.
Vicente asintió. Era demasiado fácil.
Esos metomentodo van bien encaminado. Voy a seguir yo mismo a Díaz.
¿El larguirucho?
Exacto, Nicolás. Tú encárgate de vigilar a los dos tortolitos. Ve a la Colina Capitolina.
Vicente se puso la capucha por encima antes de abandonar la esquina y salir a la luz del sol, para seguir el camino en dirección sudeste, rastreando a Esther y a José Antonio.

Laura y Javi se hallaban en la Piazza del Camidoglio. La Colina Capitolina, una de las siete colinas de Roma. Y allí se alzaba el templo dedicado a Minerva. Y también a Júpiter y a Juno.
De repente me siento en casa. Cartagena fue erigida sobre cinco colinas durante la invasión romanacomentó.
Laura avanzó y miró a su alrededor. En su anterior visita en Roma no había estado allí. En el centro mismo de la plaza una estatua de un emperador romano montado a caballo y con el brazo extendido daba la bienvenida a los visitantes.
Ah. Nuestro amigo Marco Aureliodijo Javi, mirándole.
¿Es él? preguntó Laura.
Sí, claro. Emperador y filósofo, hombre culto, de letras, escribió varias obras. Me extraña que no lo sepas.
Laura movió la cabeza. Se acercó a la estatua.
Sé quién es Marco Aurelioreplicó.
Perfectosonrió Javi. Aunque aquí no tiene pinta de haber ningún disco solar por ninguna parte.
¿Estará en el museo? inquirió Laura.
Bueno, podemos entrar y mirar, aunque dudo mucho que en un museo dedicado a Roma haya un objeto egipciorespondió Javi.
Tenía lógica. Pero Laura parecía perdida.
Entonces no sé por qué la pista nos ha enviado aquí.
Debe de haber algún motivo Javi seguía mirando la estatua de Marco Aurelio. ¿Sabes cómo le apodaban?
Laura asintió con la cabeza.
El Sabio, o el Filósofo.
Exactamente a Javi le brillaron los ojos.
¿Qué es lo que quieres…?empezó a preguntar Laura, pero entonces recordó las inscripciones.
Ars et sapienta te ducum.
Sequere regis conspectum.
La sabiduría y el arte te guiarándijo Laura, casi murmuró.
Javi asintió.
Nada mejor que una figura artística de un sabio emperador para señalar el camino. La mirada del rey nos guiará el brazo derecho extendido de la estatua de Marco Aurelio parecía señalar justo al noreste.
Laura sacó el plano de Roma. Lo miró con detenimiento. Trazó una línea imaginaria desde el lugar donde estaban siguiendo el lugar al que apuntaba el brazo del emperador romano. La solución de aquel enigma parecía irse despejando.
El Panteóndijo Laura. Marco Aurelio señala hacia el Panteón.
¿El Panteón? respondió Javi, extrañado.
¡El Panteón de Agripa! Donde está la tumba de Rafael Sanzio, sí.
¿Estás segura?
¡El panteón es circular y con un enorme agujero en el techo que sirve como reloj de sol! ¡Es una especie de tributo y culto al sol! exclamó Laura.
Javi miró el plano. Asintió.
Parece tan fácil…
Y sacó su móvil y llamó a Sergio.
Dime contestó Sergio.
Une la Piazza del Campidoglio y el Panteón, y mira a ver qué encuentras en esa línea.
Bien.
Y que la sabiduría te guíe, recuerda.
Ya, ya. Lo sé. ¿Dónde vais?
¡Al Panteón!
Javi colgó y se dirigió a Laura.
Sígueme y empezó a andar.
Pero por ahí se tarda más.
No importa. Síguemedijo Javi, con tono desenfadado.
Bueno, está bien…

José Antonio y Esther estaban en el Circo Máximo. Esther sabía desde hacía rato que Vicente estaba siguiéndoles. La gran explanada se abría ante ellos, en ruinas, sólo con algunas piedras sobre el suelo y derruidos muros que se levantaban en algunos laterales. José Antonio miró a Esther, como sin saber dónde dirigirse. Ella señaló hacia los muros que continuaban en pie. Las excavaciones de la zona habían comenzado hacía relativamente pocos años. Estando allí uno podía imaginarse las cuádrigas compitiendo entre ellas por llegar en primer lugar a la meta. Esther examinó los muros. Evidentemente no había absolutamente nada que indujera a pensar que el disco solar estaba allí o alguna pista de su paradero. Pero Vicente no sabía nada de eso. ¿O sí? Esther miró al frente. Se llevó la mano a su cinto, lista para desenfundar y atacar. José Antonio estaba tan despistado como siempre, pero esperaba que Vicente apareciera por allí también. De hecho, en unos minutos estaba ya allí. Frente a ellos. Avanzando, amenazante, con su habitual chulería.
Los payasos por fin han venido donde les corresponde. Al circo les espetó. Esther y José estaban frente a él. A unos cinco metros. La mirada desafiante de Esther sólo podía compararse a las miradas que lanzaba Javi a veces. Esther apuntó al frente con su varita.
Vuelve por donde has venido y no te pasará nada.
Oh. ¡Magia! se rió Vicente. Es extraordinario. He alargado demasiado la tediosa espera. Voy a cazaros ya. Uno a uno.
Vicente saltó contra Esther a la velocidad del sonido. Pero Esther ya se había anticipado. Sabía lo que pretendía desde antes del salto de Vicente. Levantó un escudo que les envolvió, tanto a ella como a José Antonio. Vicente chocó de narices contra el escudo, que sonó como una aguda campanada. José Antonio soltó una descarga con la thaser. Vicente cayó al suelo.
Este desgraciado es todo tuyodijo José Antonio, con desprecio.
Y Esther bladió su varita describiendo una cruz. Las prendas de Vicente se rasgaron en el mismo sentido. Su pecho se rasgó también en forma de cruz. Vicente se reía. Unas gotas de sangre brotaron de la herida, que no se abrió más.
¿Es todo lo que tienes? se mofó. Saltó de nuevo contra Esther, pero José Antonio le embistió de lado, lanzándole al suelo. Esther probó medidas desesperadas. Había que librarse de él. Apuntando al frente lanzó contra Vicente el rayo verde de la madición asesina. Vicente salió despedido hacia atrás.
Se acabódijo, dándolo por zanjado.
Una risotada resonó desde el suelo, tres metros más allá. Vicente se incorporaba.
No puede ser posibleEsther estaba desconcertada.
¿Tratas de liquidarme con una maldición asesina? Yo ya estoy muerto, bruja. Vuestra treta no ha funcionado. Acabo de ver la luz, el disco solar no está aquí. Me habéis despistado. Pero ahora mi nuevo compañero va a encargarse de dos amigos vuestros. Hasta más ver.
Tal y como había venido, se esfumó. Esther respiraba pesadamente. Hacía algunos años se había jurado no volver a utilizar ninguna maldición prohibida nunca más. Ahora la había utilizado y el que la había recibido seguía vivo. Un vampiro ya estaba muerto. No podía morir de nuevo, aunque siguiera viviendo.
Una maldición no es forma de matar a un vampirodijo Esther. Una estaca de madera en el corazón. Agua bendita. Crucifijos. La magia sirve de poco contra él. No podré atacarle. Sólo puedo defenderme.
¿Qué? exclamó José Antonio.
La magia siempre ha sido considerada como parte del Mal de la humanidad. A las brujas se las quemaba en la hoguera en la Edad Media. Claro que nunca capturaban a una auténtica. Y si lo hacían, no les servía de nadadijo Esther. No puedo usar el mal para combatir al mal.
¡Pero tú haces el bien! ¿No? preguntó José Antonio.
¿Recuerdas lo que pasó hace unos años con mi primo?
Sí.
No tengo más que añadir. Hay que buscar a Javi y a Laura.

Javi y Laura estaban en el interior del Panteón. Pero Javi seguía sin estar convencido.
¿Pero por qué crees que no es este sitio si la mano de Marco Aurelio señalaba justo aquí? preguntaba Laura.
Es simplerespondió Javi. El arte y la sabiduría nos guían en el camino. La estatua de Marco Aurelio es una estatua ecuestre. Es arte. ¿Sabes cuándo se trasladó a su ubicación actual?
Sobre 1540. No me hagas mucho caso. Pero vamos, esa fecha es muy aproximadarespondió Laura.
Aceptamos año. Sixto V fue designado papa más tarde. En 1585, creo recordar. Es lógico pensar que se sirviera de todas estas pistas para ocultar el disco, entonces. El arte y la sabiduría. Una estatua ecuestre, arte. Sabiduría, Marco Aurelio. La mirada del Rey, también Marco Aurelio. Fue emperador la mente de Javi trabajaba a toda velocidad. El panteón es solamente arte, arte, arte, mucho arte, a secas. No hay nada, ningún símbolo, que se pueda relacionar con sabiduría. Aunque demos por hecho que los artistas que hicieron esas obras de arte fueran sabios de la época, pero no “sabios” en el sentido que buscamos. ¿Me sigues?
Más o menos…
Por ello tiene que haber algo que hayamos pasado por alto.
Javi miró hacia el techo. El gran agujero del techo por el que se colaban los rayos del sol, que empezaban a caer ya hacia el oeste.
¿Ves cómo se cuela el sol por el agujero? señaló Javi. Tiende a señalar al sudeste. Conforma pasen los días la última luz del crepúsculo irá más hacia el sudeste. Por eso sé que vamos bien.
Eso es por si no entendía tu razonamiento de antes, ¿verdad? preguntó Laura. Javi asintió. Recibió entonces una llamada de Sergio.
¿Sí?
Javi, justo como decías. Habéis pasado algo por alto.
Cuéntame más.
Creo tener el sitio indicado en tu línea desde la Colina Capitolina hasta el Panteóndijo Sergio. Teniendo en cuenta las pistas dadas, tiene que ser ese sitio por narices.
¿Qué sitio, qué dices? preguntó Javi.
Agárrate bien. Piazza Della Minerva dijo Sergio.
Javi se quedó helado.
¿Hay una Plaza dedicada a Minerva?
Sí. Cerca del panteón. Por eso os indujo a error. Hay una basílica. Santa Maria Sopra Minerva. He buscado fotos. También hay un obelisco.
Javi siguió en silencio.
La línea también cruza con la Pizza de la Rotonda, poco más arriba del Panteón. Hay otro obelisco más. Supongo que a estas horas su sombra indica al sudeste. Hacia Santa Maria Sopra Minerva. Como el obelisco de la plaza. Es pequeño, pero el indicador de la sombra también es claro. Lo he comprobado por el satélite.
Eres un genio, Sergy, ¡UN GENIO! exclamó Javi. Te llamaré en cuanto hayamos echado un vistazo.
Fuera del panteón Nicolás estaba a la expectativa. Les había seguido desde la Plaza de San Pedro hasta la Colina Capitolina, y desde aquí hasta el Panteón.
Javi y Laura salieron del Panteón y se dirigieron al sudeste. A la Piazza Della Minerva. Un pequeño obelisco se levantaba en la plaza. Levantado sobre un elefante, tenía una placa con una inscripción en la base. Laura se acercó.
Mira lo que pone. Sequere regis conspectum.
Lo mismo que en la columna de la plaza de San Pedro. Vamos bien.
Javi no dudó un segundo. ¿Pero dónde estaba el disco? “Sigue la mirada del Rey”. Se dirigió a la basílica. Estaba abierta.
Entremos.
Laura le siguió. Pero justo antes de atravesar la puerta, Javi levantó el brazo izquierdo. Se llevó el derecho al cinturón y sacó un shuriken.
Deja de seguirnos, no tiene gracia.
Silencio.
¿A quién estás…? empezó Laura, pero Javi siseó. Y volvió a hablar.
Como no salgas te voy a sacar a rastras, y créeme, será peor.
La figura de Nicolás Vicuña salió de detrás de la esquina.
Vienes siguiéndonos desde… hum, veamos, como mínimo, la Colina Capitolina. ¿Verdad, chavalín? Javi escrutó a Nicolás, de la cabeza a los pies.
Demuéstralodijo Nicolás, amenazante.
Bueno, tienes los zapatos llenos de tierra de cruzar el mismo descampado que hemos atravesado Laura y yo para llegar hasta aquídijo Javi. Por eso te dije que me siguieras desde la plaza, Laura. Por si nos estaban siguiendo. Pobre, tiene los zapatos llenos de mierd…
Nicolás rugió, intentando intimidar a Javi.
Otro tonto con los rugiditossuspiró Javi. Vamos a ver, este es el plan. Yo encuentro el disco solar y tú te vas y le dices a Vicente que se vaya a dar un paseo por las vías del tren, ¿vale?
¡No vale!
Y Nicolás saltó sobre Javi. Éste lanzó el shuriken contra su cuello y Laura, en menos de una fracción de segundo, desenfundó y disparó contra el neófito, que cayó al suelo sin sentido.
Pan comidodijo Javi, recogiendo el shuriken. Parece que aún no está transformado del todo. El virus no ha actuado al cien por ciento todavía.
No tardará muchorespondió Laura. ¿Qué hacemos con él?
Javi cogió el móvil y llamó a Sergio. Le dijo que se dieran prisa en venir a la plaza y se llevaran a Nicolás. Colgó. Entre él y Laura le ataron y lo llevaron al interior de la iglesia. Lo dejaron apoyado contra la pared.
Busquemosdijo Javi. Echaron a andar.
Acabo de tener un flash Laura se detuvo a los cinco pasos.
¿Un flash?
Talaván, ¿lo recuerdas?
Javi asintió levemente.
¿Recuerdas la pintura de la mujer gato? La pintura en la pared. Aquella dentro de un círculo sostenido por una especie de ángel.
Javi volvió a asentir.
Mujer gato. Gato, animal sagrado en Egipto. Círculo, signo del disco solar. ¡En Talaván!
Javi no respondió. Intentó procesar aquella especie de revelación.
¿Crees que las pintadas de la cripta las hizo la Orden Oscura del Temple por orden de Dumoitiers?
Para dar con su reliquia y dejar una pista a la siguiente. Al disco solar. Una pista muy sutil que no vimos. Una mujer gato sostenida por un ángel. Ahora mismo estamos en una ciudad llena de esculturas de ángeles. Roma. Piénsalo.
Pues a buenas horas hemos descifrado aquellomurmuró Javi.
Al menos sabemos que estamos en el buen camino, ¿no?
Eso seguro.
Nicolás empezó a despertarse. Javi volvió hacia él.
Mira, el bello durmiente. Aunque de bello tienes poco. Qué feo eres, hijo.
¡Tú eres un maldito friki, deberían acabar con todos los que son como tú, maldito bastardo! ¡Como me suelte te…!
Javi se acercó y le soltó.
Ya estás suelto. ¿Decías algo, príncipe valiente?
Nicolás se puso en pie, pero ni vio venir la pierna de Javi, que lo empotró contra la pared de la iglesia, acertándole de lleno en el pecho con la planta del pie.
Neófitos. Qué asco Javi volvió a amarrar a Nicolás cuando éste cayó al suelo. No son humanos ni vampiros, no sabes por dónde te van a salir, tienen mucha fuerza y no saben ni dar un golpe en condiciones a no ser que tengan cierta habilidad. Este tío era un matón de barrio.
Laura se impacientaba.
Deja ya de hacer el bestia, ¿no?
Oh, lo siento. Necesitaba que alguien le diera las dos tortas que su padre no le dio en su día. Así ha salido, animalito…
Busca, anda.


Javi y Laura buscaron por todas partes.
Sigue la mirada del rey, ¿a qué se refiere? se preguntó Laura. De pronto lo vieron. Al mismo tiempo. Una escultura. Jesús sujetando un crucifijo apoyado en el suelo, con sus manos. Su mirada, triste, parecía fijarse en el infinito. La escultura se sostenía en un pedestal con la inscripción “Christus Regnant”.
Es la misma inscripción de Plaza de San Pedrodijo Laura. ¿Hacia dónde está mirando?
Hacia allá…Javi señaló con el dedo. Sin mover el dedo de la posición salió de la iglesia. Lo vio claro. Muy claro.
No jodas. ¡Está mirando directo al Vaticano!
Laura no dio crédito.
¿Qué?

11.
Isis.

Sergio llegaba a la puerta de la basílica junto con Rafa y Dominic Sutermeister. Dominic cogió a Nicolás, que seguía inconsciente.
Me lo llevo, ¿verdad?
¡Dominic! exclamó Javi, corriendo hacia él. Sabemos dónde está.
Dominic se volvió hacia Javi.
¿Lo tenéis?
Sí. Está en el Vaticano. El disco solar está aquí. En alguna parte.
Sergio ya estaba mirando el plano y trazando una línea desde la Basílica Della Minerva hacia el Vaticano.
¿Por dónde dices que pasa? preguntó.
El Cristo de Miguel Angel estaba mirando hacia  el noreste, más o menos. O sea que se cruza con el Vaticanorespondió Laura.
¿Los museos, tal vez? preguntó Sergio. No estoy muy convencido.
Dominic aportó una idea interesante entonces.
Decíais que todo esto tenía relación con Minerva, ¿no, Sergio? éste asintió. Y Dominic continuó. Pues en los Museos Vaticanos hay una escultura que representa a la Virgen dando de mamar al niño.
Ya, ¿pero eso qué tiene que ver con…?empezó Rafa.
Es la Isis Lactansinterrumpió Dominic.
Laura dio una sonora palmada, como si hubiera pasado un mosquito zumbando por delante de sus ojos.
¡Isis Lactans! La Virgen dando de mamar al niño, o la diosa Isis dando de mamar a su hijo Horus. ¿Crees que es eso, Dominic?
 Nos hemos recorrido Roma de arriba abajo para acabar en el mismo sitio donde empezamosgruñó Javi. Es desesperante. Vamos al museo.
¿Qué hacemos con Nicolás? preguntó Dominic.
Anda y que se pudra.

Dominic condujo a los chicos hasta los Museos Vaticanos, llevándoles directamente hacia la escultura. La Virgen, en talla gris plata, daba el pecho al niño. Sendas aureolas coronaban sus cabezas. El niño miraba a su madre mientras tomaba el pecho.
Hay dos discosobservó Rafa.
Es el de la madredijo Javi, de inmediato.
¿Por qué?
Recordad la pista, “Sequere regis conspectum”, “sigue la mirada del rey”. Es obvio.
Rafa se acercó y lo miró más detenidamente.
No parece tan místicodijo. Parece un objeto corriente.
Lo esdijo Dominic. Pero puede ser poderoso.
Lo dejaremos aquí. Vicente no puede ir más allá del obelisco. Dominic y Luca son ahora los que deben protegerlo.
Espera, Javi, ¿has dicho lo que he oído? ¿Lo hemos estado buscando para dejarlo donde está? preguntó Lucas.
Javi asintió. Sergio también.
Es lo lógicodijo Sergio. Aunque Vicente lo encuentre, que no anda muy lejos, primero, no puede pasar, y segundo, estará protegido por sus legítimos guardianes, que no sabían dónde estaba. Creo que con Dominic y Luca estará a salvo. Y más si contamos con el resto de la Guardia Suiza.
Sólo les hemos llevado hasta lo que tenían que proteger, simplemente. Nadie sabía dónde estaba el disco desde tiempos de Sixto Vdijo Javi.
Lucas miró a Rafa, que asentía, comprendiendo la jugada.
Pero, aun asídijo Lucas, ¿no habría sido más seguro continuar como antes? Sin que nadie sepa dónde está.
Tarde o temprano Vicente lo habría averiguadointervino Laura. Y entonces no tendríamos ni idea de lo que habría que proteger. Es mejor así.
Javi daba vueltas por la habitación, pensativo, con la mirada perdida. Laura se percató de ello.
¿Ocurre algo?
Javi levantó los ojos y la miró.
No, ciertamente. Bueno, en realidad, puede que sí. ¿Recuerdas cuando me has dicho que en el cementerio de Talaván había referencias al disco solar, aunque en ese momento no lo supiéramos?
Laura asintió.
Pues entonces en esta búsqueda ha debido haber una referencia cualquiera al siguiente objeto del trío qu estamos buscando. Una sutil referencia, como fue sutil aquella pintada en el cementerio. La mujer gato de Egipto con un disco solar en la cabeza.
Repasemosdijo Laura. En primer lugar, el obelisco.
Rafa, Lucas y Galindo se limitaban a escuchar, sin entender nada. No habían estado en Talaván, y tampoco habían seguido la búsqueda del disco solar a lo largo y ancho de Roma. Javi recapitulaba.
Obelisco. Las columnas de la plaza de San Pedro, insripciones latinas, mirada del rey, arte y sabiduría. La estatua de Marco Aurelio. La mano apuntando, montado sobre un caballo. Plaza de Minerva, basílica, el Cristo de Miguel Ángel y su crucifijo.
¿Qué puede matar a un vampiro? preguntó Laura.
Una estaca de maderarespondió Javi.
Tenemos la estacarepuso Laura. Lignum crucis.
A su vez es un crucifijo. Un trozo de la misma cruz de Cristo.
¿La luz del sol?
El disco solar.
¿Empiezas a ver relación en todo esto? exclamó Laura.
Estamos buscando cosas que matan vampiros. El Mal Más Antiguo. ¿Será un vampiro? reflexionó Javi.
Un vampiro tan poderoso que necesita de estas reliquias para ser destruidoafirmó Laura, tajante.
Madera de crucifijo para clavar en su corazón. Disco solar para reflejar la luz del sol sobre su cara volvió a dar la vuelta a todas las pistas desde el inicio. Se detuvo en Marco Aurelio. Que la sabiduría y el arte te guíen repitió la pista, reflexivamente. Nos falta una espada para cortarle la cabeza y que no se recompongaresolvió Javi, uniendo los términos. Marco Aurelio nos guía.
¿Una espada? Pero Marco Aurelio no tiene espada en su mano en esa estatua. ¿Te refieres a nuestra espada templaria?
No, esa espada servía para sacrificar a Baphomet. Debe de ser otra cosadijo Javi. No se me ocurre nada.
Y decíais que Marco Aurelio estaba montado a caballo, ¿no? Estatua ecuestre preguntó Sergio entonces.
Javi y Laura le miraron. Rafa, Lucas y Galindo no sabían qué decir. José Antonio estaba enseñándole a Esther sus nuevas aplicaciones de móvil, porque no se estaba enterando absolutamente de nada.
¿Qué pasa con el caballo, Sergio? preguntó Javi.
Bueno, si buscamos objetos antiguos y hay esas sutiles pistas relacionadas, puede que el caballo tenga algo que ver. En la cultura nórdica, Loki se transforma en caballo y da a luz a Sleipnir, el mayor de todos los caballos. O en las tumbas de la dinastía Ming, en China, también hay representaciones de caballosexpuso Sergio.
¿Pero, y qué hay de relación con la espada? En Talaván se relaciona tanto Egipto como el disco solar. En la estatua de marco Aurelio se debería relacionar el caballo con la espada. O la mano señalando con el caballo. O alguna cosa con otra cosadijo Laura.
Bueno, en ese caso conozco un mitodijo Sergio. Pero tampoco os aseguro nada.
Tenemos tiempo, ¿no? preguntó Javi. Laura asintió. Cuando Sergio terminó de contar la historia que tenía en mente, Javi y Laura no pudieron menos que asentir.
Hay que investigar esa vía, Lauri.
Volvamos de inmediato a casa. Nos pondremos con ello mañana a primera hora.
Por si os interesaintervino Dominic, que había estado escuchando atentamente toda la conversación, en el interior del Museo Capitolino hay otra estatua de Marco Aurelio. Este sí sostiene un arma en su mano izquierda.
Bueno, la historia de Sergio es bastante buenadijo Laura. Vamos a ver qué sacamos en claro.
Sergio chasqueó los dedos para despertar de su sopor a unos atontados Lucas y Galindo.
Eh. Vosotros. Venga, que nos vamos.

Nicolás se despertaba de su inconsciencia. La noche caía, pero la piel le quemaba. Se fijó que estaba atado a la puerta de los Museos Vaticanos. Sacó fuerzas renovadas de su transformación, cada vez más avanzada, y rompió las cuerdas que lo aprisionaban. Salió en dirección al obelisco de la plaza, caminando pesadamente, notando punzadas de dolor y quemazones por cada célula de su cuerpo. Traspasó el obelisco pesadamente y cayó al suelo, aliviado. Vicente estaba allí.
¿Qué tienes?
Poco. No podremos pasar a por el disco.
Nosotros nodijo Vicente. Pero tengo otra cepa del virus. Y refuerzos.
Una segunda figura apreció tras Vicente.
Amaterasudijo la recién llegada, simplemente. Hay que ir a Japón. Sabía que te encontraría en Roma. Te vi.
Sabía que podía contar contigodijo Vicente.
La figura de Margarita Vicuña, pálida como el papel, y con su largo pelo negro como el azabache cayéndole por los hombros, le daba un aspecto siniestro a la luz de la luna. Nicolás quedó extrañado ante aquella visión. Aquella mujer parecía a la vez ángel y demonio. Su mirada relampagueaba, su palidez le daba un toque fantasmal y su voz angelical sonaba en la oscuridad como música celestial, completando aquella extraña contradicción.
¿Qué fue del resto? preguntó Margarita. Tuve visiones, pero… ¿Serafín? ¿Y Blanca? ¿Es cierto que están…?
Muertos. Sí. Todos. Los otros cinco de la guardia y también los demásdijo Vicente. De Indhira me tuve que ocupar yo mismo.
Margarita movió la cabeza.
Eres un bestia volvió su mirada hacia Nicolás. ¿Y este?
Nuestro nuevo aliado.
 Marga Vicuña parecía consternada. No en vano, Blanca y ella eran buenas amigas desde hacía cientos de años.
¿Y qué más has encontrado mientras yo investigaba en Japón?
Vicente sonrió ante la pregunta.
Esos humanos saben jugar. El disco está protegido por el exorcismo del obelisco de Ra. El Lignum Crucis está protegido por los dos últimos miembros de la guardia de los Voronkov y por las Guirao. Y tienen prisionera a la sirena. Nos llevan ventaja. Jamás conté con que esto fuera a pasar.
Margarita avanzó hacia el obelisco y leyó la inscripción, con asco.
No podemos pasar, queridadijo Vicente, con voz suave. Pero tenemos aún un as en la manga.
Margarita cerró los ojos, como si estuviera viendo lo que planeaba Vicente. Cuando los abrió, sonreía. Nicolás no sabía qué estaba pasando allí, pero alcanzaba a vislumbrar que era algo muy grande. Vicente sacó su jeringuilla, repleta de su última dosis de virus.
Debemos encontrar a un último portador para el suero. Siendo cuatro las posibilidades serían mayores.
Margarita asintió. Era evidente que la situación había dado un giro radical durante el tiempo que ella había estado fuera. Pero no esperaba que tanto.
¿Dónde vamos entonces? preguntó ella.
Es hora de ir a Japónresolvió Vicente. Pero no sin antes resolver una pequeña cuestión.
Vicente aguzó sus sentidos. Oía los murmullos de fondo en los Museos Vaticanos, con lo que sabía que el disco solar estaba allí dentro, encima de la cabeza de la Virgen. Oía coches por las calles cercanas. El murmullo de las fuentes situadas en los focos de la elipse que conformaba la plaza de San Pedro. Los viandantes, paseando. Vicente apretó su mano en torno a la jeringuilla. Se dirigió directamente hacia un fornido joven rubio de pelo ondulado, que no se percató de que algo estaba ocurriendo hasta que notó la jeringuilla hundirse en su abdomen.
Eres mi elegidodijo Vicente. Su víctima sólo acertaba a balbucear unas pocas palabras.
¿Qué… qué me has…?
Nada. Amigo, vas a renacer.
Vicente le levantó la camiseta y en el mismo sitio donde le había inyectado el virus, le marcó el ambigrama de los Vicuña.

La Isis Lactans es una escultura con diferentes significados. Muchos la interpretan como la Virgen María dando el pecho al niño Jesús, cuando en realidad su significado es Isis dando de mamar a Horus. Isis. Minerva. La Virgen María. Son la misma persona, cambiante a través de los siglos, pero conservando la misma divinidad. Todas las religiones están conectadas entre sí. La cultura del antiguo Egipto nos influyó mucho, tanto a nosotros como cristianos como a antiuas civilizaciones como la romana decía Javi, mientras continuaban mirando el disco solar, la aureola, en la cabeza de la escultura de la Virgen. No deja de ser un hecho curioso el que un pedazo de la Cruz de Cristo y ahora la Aureola de la Virgen, junto con, presuntamente, una espada desconocida, sean objetos capaces de acabar con el Mal Más Antiguo.
Dominic se dirigió a Luca.
¿Has avisado?
Luca asintió:
Sí. Se pondrán en contacto con los chicos mañana, cuando nos aseguremos de que el disco está a salvo.
Os va a tocar seguir viajando, me temo.
Turismo vamos a hacer, eso es verdadcomentó Rafa. ¿Nos vamos ya, entonces?
Vuestra misión aquí ha terminado. No podéis quedaros vigilando eternamente esto. Ese es nuestro trabajo.
Seguro que Vicente atacará. Como si lo viera preguntó Sergio.
Dominic avanzó hacia la estatua y puso la mano en la aureola de la Virgen. Se la retiró de la cabeza y se la entregó a Javi.
Ha llegado la hora de largarse de aquídijo Dominic.
Javi protestó ante aquella actuación de Dominic, pero él se mantuvo inflexible. El disco solar debería salir de allí inmediatamente. Dominic y Luca caminaron por los museos, instando al grupo a que les siguieran lo más rápidamente posible. Les estaban conduciendo a una salida que había por detrás. Esquivarían la plaza de San Pedro, donde Vicente y Nicolás tenían puestos sus ojos, desde donde habían estado siguiendo todos los movimientos que habían realizado durante aquel día. Luca llegó a la puerta de salida. Cogió su intercomunicador y pidió varios refuerzos para que fueran de inmediato al museo.
Les entretendremos, si es que se atreven a pasardijo Luca. Aunque ese desgraciado no puede pasar más allá del obelisco.
Biendijo Dominic. Seguidme, chicos.
Javi salió el primero, alejando el disco solar del museo. Laura y Sergio salieron detrás. Rafa cerró el grupo.


A las pocas horas, el nuevo aliado de Vicente despertaba. Su lenta transformación empezaba a apoderarse de su cuerpo. Vicente se inclinó junto a él y le susurró.
Tienes una hora para entrar ahí y coger algo que queremos. Si en una hora no has vuelto, no conseguirás volver.
¿Qué pasa? ¿Qué es esto? ¿Dónde estoy?
Hazlodijo Margarita, con voz aterciopelada. Tenemos grandes planes que llevar a cabo y tú ahora formas parte de ellos.
Margarita dejó una suave y fría caricia en el rostro del joven rubio. Éste, estremeciéndose, se puso en pie, no sin esfuerzo.
Queremos que entres al Museo Vaticanodijo Margarita. En la Isis Lactans encontrarás una aureola. Tráenosla.
¿Y qué gano con eso? el neófito no estaba convencido. Margarita se encargó de hacerle entrar en razón, susurrándole al oído con su angelical voz.
Formar parte de una élite de poder que sumergirá a los países del mundo en una nueva era. Ahora eres un Vicuña. Eres como nosotros.
El joven rubio sintió fuerzas renovadas. Sintió la ponzoña vampírica del virus extendiéndose por su cuerpo. Oía su corazón latiendo, muy débilmente. Tenía una hora hasta que su sonido se apagara para siempre, pero sentía que su vida acababa de empezar ahora.

Luca distribuía a los diez guardias suizos en el interior del museo, cerca de la Isis Lactans. Las indicaciones de Javi antes de irse habían sido de lo más explícitas.
Vicente es el ser más listo, más rastrero y más despiadado que hay. Siempre tiene un as en la manga. Puede crear neófitos con su virus. Eso le daría el tiempo necesario al neófito para atravesar el espacio que separa el obelisco del resto de lugares de la plaza, ya que no sería totalmente un vampiro.
Por eso habían tomado la decisión de llevarse consigo la aureola de la Virgen. Y por eso ahora mismo estaban en un avión de vuelta a casa, mientras que Luca Sutermeister estaba distribuyendo a sus hombres, con la esperanza de dar caza a quienquiera que se atreviese a entrar allí aquella noche. Estaba todo en un tranquilo silencio. Demasiado tranquilo, tal vez.
Vicente no se había equivocado en su elección. El joven rubio entró al museo como un fantasma, sin que nadie percibiera su presencia. Luca vigilaba él mismo la escultura. Si aquel tipo, fuera quien fuese, lograba llegar hasta allí, iba a llevarse un buen chasco cuando viera que la aureola no estaba.
Teniente Sutermeister a posición 1, informen.
La posición 1 iba a responder, pero entonces una fuerza sobrehumana agarró a los dos guardias y les lanzó contra el suelo a diez metros, dejándoles inconscientes. Luca empezó a preocuparse.
Teniente Sutermeister a posición 3. Informen.
Todo bienrespondió un guardia suizo desde la posición 3.
Fue bien por poco, porque, al igual que había pasado con los dos primeros guardias, los de la posición 3 fueron lanzados contra la pared, haciendo un ruido sordo.
Posiciones 2, 4 y 5, vengan a la Isis Lactans de inmediatodijo Luca.
El joven rubio se acercó por el pasillo. Dos guardias suizos se le echaron encima, pero él los rechazó. Luca sacó su arma y disparó, acertándole en el hombro. Un quejido resonó en la sala, pero aquello no bastaba para detener al enfurecido neófito. Luca dio orden de abrir fuego contra él.
Mientras tanto, un avión tomaba tierra en el aeropuerto de San Javier en ese instante.
La ADICT pisaba de nuevo territorio español.
El disco solar estaba a salvo.

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